jueves, 29 de abril de 2010

CERRANDO PUERTAS…

…O cerrando capítulos, o cerrando círculos…Como quieras llamarlo. Lo importante es poder cerrarlos. Lo importante es “dejar ir” momentos de la vida que se van clausurando. ¿Te quedaste sin trabajo? ¿Se acabó la relación? ¿Ya no vives más en esa casa? ¿Debes irte de viaje? ¿La amistad se acabó?. Puede pasarse mucho tiempo de su presente revolcándose en “los por qués”, en devolver el cassette y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho.
El desgaste va a ser infinito porque en la vida, usted, yo, su amigo, sus hijos, sus hermanos…todos y todas estamos abocados a ir cerrando esas puertas…esos capítulos…esos círculos. A pasar la hoja. A terminar con etapas o con momentos de la vida y seguir para adelante. No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió…¡sucedió!. Y hay que soltar, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos ni adolescentes tardíos, empleados de empresas inexistentes ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado con nosotros. No. Los hechos pasan y ¡hay que dejarlos ir!
Por eso, a veces, es tan importante romper fotos…Quemar cartas…Destruir recuerdos……regalar presentes…cambiar de casa…Romper papeles…votar documentos…regalar ciertos libros…
Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación. Hay que dejar ir, hay que soltar…desprenderse. En la vida nadie juega con las cartas marcadas y hay que aprender a perder y ganar. Hay que dejar ir, hay que pasar la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente. El pasado ya pasó. No espere que le devuelvan, no espere que le reconozcan, no espere “que alguna vez se den cuenta quién es usted”. No. Suelte. El resentimiento, el prender su televisor personal para darle al asunto lo único que consigue es dañarlo mentalmente, envenenarlo, amargarlo. La vida es para adelante, nunca para atrás.
Porque si usted anda por la vida “dejando puertas abiertas”, por si acaso, nunca podrá desprenderse ni vivir lo de hoy con satisfacción. Noviazgos o amistades que no clausuran, posibilidades de regresar… ¿a qué?, necesidad de aclaraciones, palabras que no se dijeron, silencios que lo invadieron. ¡Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hágalo! Si no, déjelo ir, cierre capítulos. Dígase usted mismo que no. Que no vuelve. Pero no por orgullo ni por soberbia sino porque usted ya no encaja allí en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en ese escritorio, en ese oficio. Usted ya no es el mismo que se fue hace dos días, tres semanas, un año…Por lo tanto no hay nada a qué volver.
Cierra la puerta, pasa la hoja, cierra el círculo. Ni usted será el mismo ni el entorno al que regresará será igual porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático. Es salud mental, amor por usted mismo desprender lo que ya no está en su vida. Recuerde que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo…nada es vital para vivir porque cuando usted vino a este mundo llegó sin ese adhesivo, por lo tanto es “costumbre” vivir pegado a él y es un trabajo personal aprender a vivir sin él, sin el adhesivo humano o físico que hoy le duele dejar ir. Es un proceso de aprender a desprenderse y humanamente se puede lograr porque, le repito, nada ni nadie nos es indispensable. Sólo es costumbre, apego, necesidad. Pero…cierre, clausure, limpie, bote, oxigene, despréndase, sacuda, suelte. Hay tantas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que escoja, le ayudará definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad. ¡Esa es la vida!
(Paulo Coelho)

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