jueves, 21 de octubre de 2010

¿LA MISMA VAINA?

Tranquilo, señor. Le voy a escribir un telegrama pero no para reclamarle lo mil veces reclamado y vuelto a reclamar. Me enteré que estuvo en Santa Marta y decidí escribirle un telegrama desde acá desde este pueblo olvidado hasta por los santos a ver si llegaba antes de que usted se devolviera a la capital.

No se preocupe. En esta ocasión no le voy a pedir que se pronuncie sobre la situación que vivimos los pueblos olvidados e inundados del sur del Departamento del Magdalena; no le voy a fregar la paciencia con el cuento de que no hay alimentos ni servicios de salud para los miles de damnificados por el invierno; no le voy a decir que sea serio al decirme que esos reclamos debo hacerlos al Gobernador o al Alcalde como muy amablemente me respondió, porque, según usted, respetado señor, ellos son idóneos y competentes; no le escribo el telegrama para decirle que extraña que ahora que San Fernando tiene agua hasta en las pestañas se aprobó un proyecto en el Honorable Concejo Municipal de Santa Ana para la construcción de su alcantarillado y al parecer ya se envolataron 500 millones y el proyecto no ha arrancado, comenzará sólo cuando venga el verano, pero no, no le escribo para eso, al fin y al cabo no es extraño esa situación, falta ver si construyen el alcantarillado y ese dinero no corra la misma suerte del que han destinado para la vía Santa Ana-San Fernando; ni siquiera le escribo, respetado señor ‘bogoteño’, para decirle que mi amigo ‘Tuco’ desea ser concejal por San Fernando, pero creo que es demasiado humano, demasiado transparente y sincero para esos menesteres. No. No le escribo para nada eso.

No le escribo para ‘echarle este cuento’: la señora Nora estaba rabiosa la vez que a su hija se la llevó el novio para la Guajira, ese tipo del que ella no gustaba. Al preguntarle un vecino por la hija, ella le respondió que “se la llevó el cara de burro comiendo maíz en pretil alto ese…y me imagino que ahora la pobre hija mía estará ‘como mojarra en pulla de fritar pesca’o…”

Tampoco le escribo el telegrama para reclamarle que el sur del Departamento del Magdalena no es sólo el Municipio de El Banco, que entre éste y el Municipio de Plato hay muchas poblaciones ahogándose, señor. No, no le escribo un telegrama para decirle que un periódico de circulación nacional sí le está haciendo un “sincero y sentido homenaje a ese otrora importante medio de comunicación como lo fue el telegrama”, es que las noticias y los artículos se reducen a eso. Qué tristeza: Publican el titular y nos mandan a leerlo a su página web como si todos fuéramos como sus dueños y directivos: millonarios y soberbios.

No le escribo un telegrama para joderle la vida con la denuncia eterna de que la vía La Gloria-Santa Ana es una trocha intransitable desde siempre en verano y en invierno, y que es absurdo escuchar quejarse a un Diputado de lo deplorable de las vías del sur cuando él tampoco hace un carajo por aliviar siquiera la situación. No, ese no es el motivo de mi escrito en forma de telegrama.

Mi telegrama señor respetado lo escribo para preguntarle:
¿Quién es el Presidente? Punto Porque al que estaba antes que a usted como que nadie le ha dicho que ya su periodo expiró Punto Que ahora los desayunos en Palacio son de changüa y no de arepa con agua de panela Punto ¿O es que en verdad aquél es el verdadero y usted es el de ‘embuste-embuste’? Punto
Si usted es el verdadero ¿Por qué tiene que enviarle a sus funcionarios ‘al que ya no es’ para que le corrija hasta la ortografía a los proyectos que usted le presenta al congreso? Punto ¿O es que usted no sabe escribir? Punto ¿Sus funcionarios tampoco? Punto
¿Puedo dirigirme a usted como Señor Presidente o esa dignidad sólo es potestad únicamente para su señoría el anterior que no quiere aceptar que es un "Ex”? Punto
Puedo preguntarle con todo respeto, ¿usted cuándo se va a amarrar los pantalones y va a gritar con su ‘educación rola’: Ala, mi chino, yo soy el que mando, carachas, disculpe que se lo recuerde? Punto
Dígame una cosita respetado señor ¿ es a usted a quien hay que dirigirse para denunciar algún caso de corrupción o violación de los derechos fundamentales tan comunes acá en la costa, o es al señor que vive en una guarnición militar que se le atraviesa como mula muerta cuando usted desea tranquilo respirar aire puro? Punto
Una última preguntica señor respetado ¿Usted le baja la cabeza “al que no es, pero es como si lo fuera, o que siempre ha sido pero que ahora no lo es, o algo así” por respeto o por miedo? Punto ¿Usted cuándo se va a posesionar? Punto ¿O se lo debo preguntar al otro señor? Punto
Saludos por allá Punto
Como sé que no me responderá mi telegrama, respetado señor, me imagino que usted me contestará mentalmente, de la misma manera como lo hace el Alcalde militar del cuento de García Márquez, cuando un dolor de muela lo obliga a ir donde el dentista quien después de sacarle a la autora de sus tormentos le pregunta que si le manda la cuenta a él o a la Alcaldía y el Alcalde le responde:

Es la misma vaina

FABIO FERNANDO MEZA

jueves, 14 de octubre de 2010

EL BALAY, EL TORO INMORTAL DE DON ARTURO CUMPLIDO.

El toro hijo de una casta de toros españoles nació en la finca Santa Teresa y fue herido de muerte con una banderilla envenenada en una corraleja en la población cordobesa de Carrillo, por el hermano de una de sus 40 víctimas que el balay había matado días antes en una corraleja en Corozal, Sucre.

Estuvo varios días en cuidados intensivos rodeado de los mejores médicos veterinarios quienes luchaban por salvarle la vida a él, y de paso a don Arturo, porque para nadie era un secreto que el toro famoso era su niño consentido. Todo ese esfuerzo científico fue infructuoso porque el Balay murió en San Pelayo.

Pero el Balay no ha muerto. Don Arturo Cumplido lo embalsamó con
su efigie cachi encontrada, valiente, de color bayo, parecido, según don Arturo Cumplido, su orgulloso dueño, al recipiente artesanal que tejen los habitantes de San Andrés de Sotavento y que sirve para todo, hasta para echarle los malos pensamientos. Hoy es toda una atracción este toro valiente y ligero como un rayo en su finca en las afueras de Sincelejo, San Cayetano. Mucho menos morirá el Balay cuando el compositor Julio Fontalvo le hizo un porro alegre y a la vez sentimental. El autor de temas como Río Seco, Río Crecido y Mírala Cómo Va, entre otros, quiso que el Toro Balay figurara en el cuadro de honor de temas como El Toro Negro, El Diablo, El Arrancatetas, entre otros. Toros que por sus excepcionales virtudes fueron premiados con un porro “bien jala’o”.

Don Arturo recuerda al Balay como un toro sencillo, bayo, cuyos cuernos eran su principal fortaleza. Las lágrimas lo traicionan cuando recuerda aquel nefasto día de un año que por fortuna olvidó para que no hiciera más estragos en su corazón la visión del toro que con la mirada le imploraba que no lo dejara morir.

El periodista Alfonso Hamburger, dice que Julio Fontalvo se inspiró para hacer esa hermosa canción cuando visitó una de las haciendas de don Arturo y él no le hablaba de otra cosa que no tuviera que ver con el toro muerto. En un viaje en bus de Sincelejo a Bogotá, Julio Fontalvo comenzó a tararear el porro que a la hora y media cuando iba llegando a Planeta Rica ya tenía música y letra y fue grabado a las carreras en los estudios de la otrora CBS apenas llegó

Confieso sin vergüenza y muy humildemente que no tenía idea de la existencia de este porro obligado en toda corraleja que se respete. Cuando lo escuché por vez primera en la casa del médico Edgar Ruiz Aguilera, me dejó petrificado, sembrado en el taburete, fascinado por la historia del toro contada en un porro de poco más de cuatro minutos. Y como en esos días estaba de buena suerte, en una reunión familiar en San Fernando, Magdalena, escuché la canción en la voz del cantante vallenato Beto Zabaleta ayudado con el coro de mi hermana Isyoli a quien también cautivó, primero que a todos. Me propuse rescatar los añicos de esta leyenda para remendar los pedacitos en forma de crónica, porque me parece toda una proeza de este toro, desde su nacimiento, pasando por su dueño, como por muerte trágica y la composición del maestro Fontalvo que alguien debe conocer y propagar para ser conocida por las futuras generaciones y jamás ser olvidada.

Cuando se escucha esta canción, ella con su poder respaldado en bombardinos, bombos, redoblantes y clarinetes, lo arrastra a uno, así no quiera, a un corral de ganado que expele fragancias exquisitas revueltas con el olor inconfundible de bostas frescas de vacas lecheras. Esta canción tiene la extraña virtud de dejarse saborear junto al tinto de las cuatro de la mañana cuando la totuma se agarra con las manos todavía sucias de tetas de vaca.

El Balay, como buen valiente no llegó a viejo y no dejó descendencia, solo sus proezas y sus arrestos. Pero ahí está en el corazón de un ser humano que desde niño ayudaba a armar la corraleja con guaduas en la plaza principal de Sincelejo donde hoy está el monumento a Santander con la ayuda de un sacerdote dominado por las artes misteriosas de la tauromaquia criolla por allá por los años 30.

A pesar de tanto dolor, don Arturo Cumplido, la leyenda viva de las corralejas, no deja de asistir a las seis tardes de toro en Sincelejo y mucho menos a la del 20 de enero que han sido instituidas solo para su ganadería; y sólo le ruega a Dios que haya en España otras vacas con otros toros, así como los padres del Balay, para él volver a importarlos y nazca otra leyenda, porque don Arturo, a sus 90 años todavía tiene vida para verlo triunfar. Porque, qué carajo, ahora es cuando el lobo cava y la concha de Hobo pela, ¿o no don Arturo?

FABIO FERNANDO MEZA

martes, 12 de octubre de 2010

AQUELLOS CORISTAS DE LA MÚSICA VALLENATA

Cómo cambian los tiempos arrastrando todo con ellos. De aquellos días lejanos donde al acordeonero del conjunto vallenato que oficiaba de cantante, le hacían los coros quienes tocaban la caja y la guacharaca, ya no queda sino la añoranza.
A medida que el vallenato se fue vistiendo de saco y corbata, cuando su mensaje salió de las murallas de las sabanas del Cesar y la Guajira, comenzó a evolucionar el grupo vallenato como tal, y se dio cabida a nuevos integrantes. Fue así, como por ejemplo, el acordeonero dejó de cantar (En una ocasión Emilianito le dijo en un verso a Poncho y a Diomedes: "Voy a tratar de cantar/y lo juro por mi Dios/yo les dejo el canto a ustedes/que cantan mejor que yo/"), dándole paso al cantante propiamente dicho.

En sus ansias de innovación continua, al gran Alfredo Gutiérrez se le ocurrió adornar sus estribillos con voces diferentes y notó que los coros le daban otra presentación a la canción vallenata. Esto enseguida fue seguido por todos los grupos vallenatos que se iniciaban a finales de la década de los 60’s, y se ha ido perfeccionando hasta la actualidad.

A los amantes del buen vallenato, cuando escuchamos las grabaciones de esos tiempos, nos alegra el alma volver a oír los coros por ejemplo de Gabriel Chamorro (“Chamorrito" como cariñosamente le llamaban sus amigos), Ángel Fontanilla, Julio Morillo, Álvaro Molina, Juan Piña, Marcos Díaz y Jairo Serrano.

Hay que anotar y valorar la entrega de estos grandes coristas y los apuntes que quedaron para la historia en sus grabaciones. Qué alegría produce en el corazón el escuchar esos diálogos espontáneos que brotaban del alma, entre cantantes y coristas enriqueciendo de paso a la canción.

Me propongo rescatar para esta crónica algunas de esas anotaciones espontáneas que se hacían en esa época gloriosa:
“Oye Poncho, ¿y qué te inspiró a hacer este merengue tan lindo?”, pregunta el corista en la canción Muero con mi Arte, incluida en el álbum "Una voz y un Acordeón". -Motivos Chamorro, motivos-, le responde Poncho Zuleta emocionado, al inolvidable "Chamorrito”. Los motivos que Poncho no dice, los canta, son motivos musicales, de llevar el vallenato corriéndole en las venas. ¡Que buen motivo!

Al corista Ángel Fontanilla no se le puede olvidar, es uno de los precursores del coro en las canciones vallenatas, en la grabación de la canción Invitación Parrandera, incluida en el álbum "Una Voz y un Acordeón", a Poncho Zuleta el autor de la canción le pide:" tráete a Jike Cabas lo mismo que a Fontanilla/esa gente buena que le gusta el acordeón/ pa' que coman chivo y beban bastante ron...". Se nota en esta estrofa la importancia de los coristas dentro del grupo, y los amigos de los cantantes son conscientes de ello y los solicitan para que se sumen a la parranda como piezas fundamentales dentro del engranaje musical. En este álbum, en la canción “Fortuna y desdicha”, el corista pregunta: ¿y por qué cantas así, Poncho?, y el intérprete responde: “Sentimiento, `Fonta`, sentimiento…Y es verdad, porque hasta lo siente uno que lo está escuchando. En la hermosa canción Uno es así, del álbum “Volumen 15”, Ángel Fontanilla pregunta: ¿y para quién es esto Poncho?, y el cantante le responde emocionado: “para mi compadre Herbacio Valdeblánquez y la niña Clara”. Aquí se encuentra el valor y el sentido profundo de la amistad que el corista recuerda nostálgico.


Julio Morillo y Álvaro Molina. Estos tradicionales coristas tienen un sitial bien ganado en los anales de la música vallenata. ¿Quién no recuerda a Diomedes en la canción Sol y Luna incluida en el álbum "La Locura", cuando el cantante dice: oye...Julio..., y el corista le responde: Sentimiento, Diomedes ay...!.? Era necesario que el corista expresara lo que el cantante sentía al momento de interpretar la canción. Había mucha compenetración y derroche de juventud.
En la composición que me mate el dolor del álbum "Tu Serenata", Julio Morillo dice:” y nos vamos pa' la Junta, pa'l festival del fique”; y Diomedes le responde con el alma en la mano: ¡“claro "Jullo" vámonos pa`lla`!”. En esos tiempos se aprovechaba para darle publicidad a los festivales que se realizaban en la zona, y qué mejor que lo recordara un corista y lo reafirmara el cantante que empezaba a perfilarse como uno de los grandes. En el paseo la egoísta del álbum “La Locura” Julio Morillo dice: “¿Y a qué te sabe esto Diomedes? “ Y el cantante le responde herido: a la gillette, a la cuchilla, Julio. Lógicamente que se refiere en sentido figurado a la mujer que le está haciendo daño. En la canción No se justifica del álbum Tres Canciones”, Diomedes anima al gran corista: “Compadre Julio Morillo, pa’lante hermano mío”.
En el hermoso merengue la carta, del álbum "La Locura", Álvaro Molina dice:”compadre Diomedes, ¿y para quién es esa carta?”, “para la mujer que yo más quiero en el mundo, Álvaro”, responde el cantor. Son mensajes de amor que quedan como el compromiso del cantante con la mujer de la cual está enamorado; es una forma de hacer público el romance, a lo que el corista aporta su grano de arena.

Por supuesto que no olvidamos a Jorge Oñate cuando en la canción Oye Tu del álbum “Noche de Estrellas”, Julio Morillo dice: “y en Bogotá…”, Jorge contesta: “Perdomo Ché”, ¿y en Barranquilla, Jorge?, le dice Julio, y el Ruiseñor responde: “Edgar Perea”. Observamos en este diálogo que la razón es saludar a dos personajes de trascendencia nacional para mostrar que el vallenato ya se extiende por todas las regiones del país. Y en la canción Amor Comprado de la grabación titulada “El cambio de mi vida”, Julio Morillo interviene: “Oye Jorge, y es que amor comprado no vale”. “¡Claro “Jullo!”, le responde el Jilguero de América. Se hace gala aquí de las paradojas de la vida costeña.

A mi hermana Isyoli le agrada mucho escuchar cuando en la canción Nació mi poesía, del álbum "Ruiseñor de mi Valle", Jorge Oñate le dice a Julio Morillo: “oye Julio, y así como esta melodía... “y el corista le responde con toda la sinceridad y una verdad de a puño: “¡es Valledupar, Jorge!”. No creo que haya otra manera de confesarle a esa región lo hermosa que es, y cuánto la añoramos. También se entusiasma ella cuando Julio Morillo dice: “Oye Beto vámonos pa’ Ciénaga…”, y el Cantor Triunfante le responde: “Claro “Jullo”, a parrandear con los Hermanos Dangond…”. Esta anotación nos muestra que el vallenato es eso: una parranda de amigos, unos versos al amanecer, un sancocho de gallina y un abrazo sincero. Esta anotación se encuentra en la canción La Tiendecita del álbum “Lo Máximo”.

Además de destacarse como corista, Marcos Díaz se destaca como excelente compositor y cantante. Hicieron historia sus coros acompañando a los grandes del vallenato como a Diomedes Díaz, Beto Zabaleta, Alejo Durán, Emiliano Zuleta Baquero, Luís E. Martínez, Abel A. Villa, aparte del Binomio que fue la agrupación que lo vio crecer en el ámbito artístico. En la canción el que espabila pierde del álbum "Clase Aparte", Rafa canta:” Chiche Ovalle espabiló/ y Marcos se la quitó/…”, refiriéndose a sus coristas.

Hablar de Juan Piña es rememorar aquellos tiempos que ojalá volvieran. Hoy gracias a la magia de los discos compactos, podemos escuchar a Diomedes en la canción Cristina Isabel del álbum "Tres Canciones" donde Juancho le colaboró en los coros cuando dice: “como quiere mi compadre Juancho Piña”; o en la canción Surgió una Voz Cuando Juancho Piña le dice a Diomedes: “Bueno, Diomedes Díaz, ¿nos vamos Pa´l Difícil?, y el Cantante le responde: “Allá nos vemos Juancho”. Qué tiempos aquellos donde todos los cantantes vallenatos se aventuraban a cualquier pueblo llevando sus mensajes en cada canción, y muchas veces un amor escondido queda de recuerdo, aquí Juancho se lo recuerda alegremente al Cacique.
Juan Piña Valderrama también acompañó a su compadre Rafael Orozco en los coros. Se puede escuchar en la canción Despedida de Verano en el álbum "Los Elegidos": “Juan Piña, la pelo mocho...” o en la canción Muere una Flor del álbum "De Caché": “muchas gracias Juan Piña, ay Janeth!”, le dice Rafa. En la canción Mosaico en Vivo del álbum “Internacional” donde puede escucharse: “y como siempre mi compadre Juan Piña y Janeth…Juuupa…!” dice Rafa.
En la grabación que hiciera Daniel celedón al lado de Israel Romero, se puede apreciar también el coro inconfundible de “Juancho”. En todos los apuntes que hacen Rafa y Juancho se observa la hermandad, la mamadera de gallo, entre el cantante y el corista, pero sobre todo el respeto y la admiración mutua.

A pesar de no haber nacido en tierras vallenatas, al opita Jairo Serrano se le metió el vallenato en la sangre, y su espectacular voz sirvió de coro a los grandes intérpretes del vallenato como el Binomio de Oro, Diomedes Díaz, Otto Serge e Iván Villazón.
En el merengue De la Junta a la Peña incluida en álbum "Fiesta Vallenata, Vol 8" Diomedes Dice: “mis compañeros, Jairo Serrano y Julio Morillo, acaben, acaben...” Aquí el cantor de los pueblos les hace un pequeño homenaje a sus coristas de esos momentos.

Se me haría interminable plasmar aquí, tantas anotaciones hechas por esos inolvidables coristas en las grabaciones que hicieran con tanta entrega y amor al canto vallenato.

Nos embarga la nostalgia saber que ya esa etapa fue quemada, que ya no se dará más en la historia de la música vallenata esa picardía, esos apuntes jocosos, estos diálogos espontáneos, que desde luego, también hacen parte de la identidad del vallenato.

En la actualidad los coristas han cambiado. Ahora todo es bajo libretos, bien calculado, demasiado milimetrado como pasa con los famosos saludos vallenatos que al igual perdieron espontaneidad.
Desafortunadamente, algunos de estos coristas no están hoy con nosotros, otros siguieron brindándole su talento al folclor como solistas y compositores, otros decidieron dedicarse a sus negocios particulares

Que sea esta la ocasión para decirles a esos grandes coristas que siempre lo llevamos en el corazón y en nuestro canto. Que no los olvidaremos nunca.

FABIO FERNANDO MEZA

jueves, 7 de octubre de 2010

SI EL PRESIDENTE DEL SENADO ES EL LÍDER DE LA COSTA, ENTONCES EL MAGDALENA OCUPA EL PRIMER LUGAR EN EFICIENCIA Y EFICACIA.

Pero según Planeación Nacional ocupa el puesto 29 del total de 32 departamentos. Es decir, el Departamento del Magdalena está donde ningún gobernante después que regente con ganas de servir y voluntad política deja hundir a su pueblo. Pero ahí está. Y lo más triste: con tendencia a descender y no a remontar tan triste posición.
¿Pero es que a nadie le interesa la suerte de nuestro departamento?. Hace tiempo que está acéfalo. En Tayrona nadie da razón de nada. No hay cabeza y mucho menos cola.
Ahora unos empresarios de Barranquilla nos quieren vender el cuento de que el Presidente del Senado es el líder que la costa hace tiempo esperaba. ¡Por Dios! ¿Nos creen idiotas? Ese señor no es líder ni siquiera allí en ese recinto plagado de irregularidades.
¿Qué tan líder costeño puede ser alguien que solo viene por acá de paseo? Una persona que ha hecho su vida política en Bogotá ahora dice que él es costeño solo porque su padre barranquillero fue ministro del endeble gobierno de Samper y estuvo envuelto en los escándalos propios de ese triste cuatrienio.
¿Será líder un político que para salir en todos los medios tuvo que valerse de la senadora Piedad Córdoba para que le consiguiera una cita con el presidente de Venezuela y tomarse una foto? ¿Es que no fue capaz de conseguir la cita para la foto que tuvo que pedirle el favor a la polémica congresista? ¿Es eso ser líder?
Si es eso ser líder entonces el corregimiento de San Fernando, Magdalena, está muerto de la risa porque el río no se ha desbordado, ni hay niños, ancianos y mujeres embarazadas, con el agua al cuello ya que el alcalde de Santa Ana ha estado presto y solícito en brindar ayuda.
Si es líder un señor que cuando los lambones seguidores del ex presidente Uribe tienen que referirse a él cuando le envían sus reportes de lo que pasa y no pasa en el congreso al cuasi dictador se refieren al presidente del senado como “El Loquito”, entonces el Departamento del Magdalena destronó al de Antioquia en el ranking de Planeación Nacional por sus excelentes desempeños fiscales y sociales.
Tan lo ha desbancado que no tenemos Gobernador. El Departamento del Magdalena necesita un Gobernador porque el que estaba quién sabe para dónde se fue ya que nada da razón de él. Si tuviéramos Gobernador seguro que hubiera hecho algo para aliviar nuestra situación por culpa de la creciente y el invierno donde hasta los cultivos se han perdido y lo animales no tienen tierra para caminar.
¿O es que para los funcionarios laboriosos de la Gobernación el Departamento del Magdalena se circunscribe hasta los límites del palacio Tayrona? Porque es que el sur del departamento se siente huérfano y más con tanta calamidad por culpa del invierno. Si hubiera elecciones téngalo por seguro que el Gobernador no saliera de esta región. Hasta se le viera la cara llena de picadura de insectos y los pies sucios de barro.
Ahora los empresarios quieren que el actual Presidente del Senado sea Presidente de Colombia. Dizque porque es la persona costeña ideal para ese cargo. ¡Qué mentirosos!. Si actualmente la costa no tiene ningún líder. Todos están presos o los están buscando.
Si el periodista que juega a ser senador es el líder costeño y candidato a Presidente, entonces el alcalde de Santa Marta tiene chácaras en los pantalones y le ordenó a los Dávila Avondano que quiten su puerto de la playa que es de todos los samarios, y les ha dicho que no les permitirá que se embarquen y desembarquen en sus yates de lujo desde los dormitorios de sus mansiones.
Qué tristeza. ¿Dónde estará el señor Gobernador? ¿Dónde estará el eficaz y eficiente alcalde de Santa Ana? ¿Será que va a dejar que San Fernando desaparezca y aparezcan enfermedades por culpa de la crecida del río? ¿Si sabrá el señor alcalde que por culpa de la creciente no hay vías, ni comida en San Fernando? Simplemente no sabe nada.
Decir que el presidente del Senado es el costeño líder y con carisma, es decir que la página web de la personería del municipio de Santa Ana la actualizan cada 15 minutos ya que el Personero hace tantas cosas. Sí, cumple tan bien su misión y visión que la primera y última vez que entró fue el 15 de septiembre de 2009, sólo para poner su nombre y un teléfono de contacto. De ahí para acá como que no ha hecho nada porque no lo han publicado. Para él todo está bien. Los niños de los colegios no se han intoxicado y los derechos de los sanfernaderos a recibir ayuda gubernamental están satisfechos. Él dirá que así se ejerce control: haciendo nada.
FABIO FERNANDO MEZA

viernes, 1 de octubre de 2010

‘EL LUCERO ESPIRITUAL’ DE JUANCHO POLO VALENCIA

No extraña ya que las grandes y legendarias figuras del canto vallenato mueran revolcándose en medio de sus propios excrementos y en la más completa indigencia aún hoy día, mientras que cantantes y casas disqueras se enriquecen con el talento ajeno.

El 22 de julio de 1978 murió Juan Antonio Polo Cervantes, nuestro coreado y mil veces cantado Juancho Polo Valencia. Sí, el mismo que años después les diera éxitos, plata y popularidad a cantantes vallenatos como Jorge Oñate, Diomedes Díaz, Poncho Zuleta, Carlos Vives, Peter Manjarrés, Iván Villazón, entre otros, que interpretan sus canciones mientras él no tuvo para su propio entierro. Algunas personas me dicen que el nombre de Juancho era en verdad Juan Polo Saavedra. Pero para todos será Juancho Polo Valencia hasta el fin de los tiempos.

¿Quién no recuerda a la famosa canción Alicia Adorada? la misma que una noche de tragos (como muchas de su enguayabada vida) cantó Juancho Polo en una parranda y a Alejo Durán que estaba presente le gustó tanto que ofreció comprársela. La vendió. Pero la plata se quedó ahí en la cantina. La canción era tan popular en la región que nadie aceptó que fuera firmada por Alejo, quién después la grabó bajo su autoría. Tocó devolverla al dueño legítimo. Esa no fue su única canción ni la más famosa. Hay cientos de ellas.
Esa canción es inmortal al igual la que dice que “el Lucero Espiritual es más alto que el hombre y que él no sabe dónde se esconde en este mundo historial”. “Filosofía popular y aplicada a la vida cotidiana por un ser humano extraordinario que no conocía la letra O ni por lo cuadrada”, diría mi hermana Isyoli Meza Delgado.

Alicia Adorada es una elegía a la señora Alicia Carrillo, la esposa muerta del poeta, cuyo deceso se produjo sola en la casa por complicaciones al momento del parto en la población magdalenense de Flores de María.
Es un reclamo injusto y desesperado el que hace Juancho Polo en esa canción. Si la señora Alicia murió solita fue porque él nunca estuvo cuando se le necesitaba, sino malvendiendo su talento por una botella de ron barato por todos los rincones de la costa.
Es famosa la frase de Juancho Polo cuando un político de la región lo buscó para que fuera a cantarle al entonces presidente de los colombianos y lo encontró tirado en un pretil borracho y revolcado en sus propios vómitos: “Dígale al presidente que si me quiere oír cantar que venga aquí donde estoy y traiga trago”.

Quizás el único día que se levantaría de su hamaca sobrio no lo alcanzó a disfrutar. Porque su nieto que tanto lo amaba, así como uno quiere a los inolvidables y tiernos abuelos, le llevó el tinto de la madrugada y ya Juancho Polo no se lo pudo tomar ni sentir el aroma reconfortante de la bebida porque estaba muerto.
Juancho Polo vivía al garete, aquí y allá y dormía donde se lo cogiera la noche o donde lo encontrara el diluvio inmisericorde que caía en esa zona en épocas de invierno.

El destino poco le sonrió a este juglar vallenato porque de los limones que están regados en el suelo del destino parece que él cogió el que estaba biche, ya que es lo que refleja los pocos momentos gratos que vivió y los muchos ingratos que padeció.
Sus amigos de infancia y de parranda lo recuerdan así, con su sombrero vueltiao sucio, su camisa tropical de cuadros, su pantalón de pana gris, su aspecto desgarbado, su voz ronca y cada vez más apagada, sus abarcas remendadas (la que alguna vez cuando se quedó dormido de la borrachera tirado en cualquier parte le robaron junto al sombrero y los lentes que nunca usaba) al igual que el acordeón colgado en bandolera en su hombro. Así lo recuerdan.

Juancho Polo la mayoría de las veces cantaba a cambio de licor. La única pausa que hizo del trago fue para no llegarle borracho a su esposa cuando se juntaran en el cielo de tambores donde ella lo esperaba para seguir amándolo con todos sus defectos y sus pocas virtudes. Cumplió.

Javier Franco Altamar y Agustín Bustamante dicen que Juancho Polo nació en Concordia, un pueblo situado en el municipio de Cerro de San Antonio, Magdalena, un 18 de septiembre de 1918; que sus amigos de parranda le cambiaron el Cervantes por el Valencia debido a su inclinación por recitales poéticos y afición musical que les recordaba a un poeta con ese apellido ilustre de la rancia aristocracia cachaca que llegó a ser presidente.

Juancho Polo vagó más que nunca después que sepultó a su esposa buscándole razones a la desaparición de alguien que lo aceptaba tal como era: feo, borracho, sin su oreja derecha, sucio, irresponsable y casi siempre sin un centavo en el bolsillo. Pero con unas cualidades y calidades para la composición impresionantes.
Juancho Polo fue enterrado con sus casi 60 años mal vividos en el cementerio del pueblo donde la muerte se condolió de él: Fundación, Magdalena. Dicen quienes presenciaron el sepelio que nunca hubo ni habrá un entierro tan multitudinario como aquel del 24 de julio de 1978 donde Juancho Polo comenzó a convertirse en el Lucero Espiritual de los actuales cantantes vallenatos que vieron en sus obras una mina de oro. Pero como decía el mismo poeta cantor: “donde quiera que uno muere, todas las tierras son benditas”.

Siempre me ha asaltado una duda respecto de Juancho Polo y ojalá los burocráticos directivos de Sayco se dignaran responderla alguna vez que estén desocupados: ¿qué pasa con las regalías de este prolífico autor después de su muerte? Porque en vida jamás gozó de ellas y me imagino que “después de muerto el perro acabada la sarna”. O tocará preguntarle a nuestro amigo y abogado sanfernandero de causas perdidas, al doctor Candelario Carreño Turizo, qué pasa con esas regalías. Y preguntarle también si es cierta la versión de que Sayco por cada 10 pesos que recibe invierte 8 pesos en su burocracia y sólo 2 pesos destina a los autores y compositores. Nada de raro tiene que así sea.

FABIO FERNANDO MEZA
fafermezdel@gmail.com