jueves, 29 de abril de 2010

JUAN RINCÓN VANEGAS: SE LO MERECE, MI HERMANO…

COLUMNA CARCAJ


Del niño aquél que nació en la calle del Amor en Chimichagua queda todo. Incluso los relatos de brujas y hechiceras de su abuela María Leona. A pesar de que ha pasado el tiempo, cuando los recuerda, un par de lágrimas asoman tímidas y se les logra ver debajo de sus gafas veteranas.

Al igual se le palpa su miedo incurable cuando recuerda esas narraciones extraordinarias y vuelve a sentir las ganas apremiantes de ir por el mechón de luz a la cocina de palma y prenderlo para que las brujas no se lo lleven volando por el aire muertas de risa como le contaba su abuela que hacían con los hombres de su pueblo.


Juan Rincón Vanegas es de esos seres del que uno se siente orgulloso de que él nos cuente entre sus amigos porque va por el mundo con los brazos abiertos repartiendo cariño y afecto y contagiándonos de optimismo y alegría.


Juancho no sabe cuándo diablos terminó siendo locutor de “la voz del Higuerón” allá en la tierra de Camilo Namén, y desde ese momento no ha abandonado el micrófono ni siquiera cuando pasó por los periódicos más importantes de la costa y del país.


Departir con Juancho es aprender de todo un poquito. A veces olvida por un instante que es el Jefe de Prensa de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, y entre chiste y chiste, entre cuento y cuento, suelta una estruendosa y contagiosa carcajada que retumba en todos los rincones de Valledupar, luego se rasca la garganta y dice serio: bueno, a trabajar!!


¡Cuántas anécdotas de sus más de 10 años de ser el animador oficial del Festival de la Loma, tiene Juancho!. Desde los días lejanos de julio cuando la tarima era una chaza de tractor hasta cuando con veredicto en mano era escoltado por la multitud hasta el baño para que no se volviera a orinar el pantalón comprado para la ocasión, y para que no hubiera trampa en la decisión del jurado. Eso estaba de más porque este pariente lejano de García Márquez tiene dos corazones en vez de uno y es la decencia en persona.


La Loma le rindió un merecido homenaje el año pasado en el marco de su cada año más posicionado festival. Entre otros reconocimientos que no lo han hecho cambiar para mal, sino que casi no habla de ellos, están cinco Sirenas Vallenatas y un Quinto Puesto hace pocos días en el reconocimiento que hace anualmente la Universidad Autónoma del Caribe a los mejores escritos. Ese es Juancho.


Juan Rincón Vanegas no olvida de dónde viene y eso es importante en quienes desean dar a conocer la cultura, los mitos y leyenda del pueblo que los han visto nacer.


En muchas ocasiones Juancho siente el llamado apremiante y angustiante de su pueblo y es entonces cuando deja todo a medio hacer y sale corriendo para allá. Lo respira, lo vive, lo almuerza, lo siente, lo goza y se devuelve feliz para Valledupar.

No sin antes tocarse con las manos la cadera y comprobar con alivio que el taburete hecho de cuero de vaca se quedó allá en la última casa donde le ofrecieron tinto y no lo lleva pegado detrás.

Pero otra vez se vuelve a palpar pero no, bueno…por si acaso…y piensa que la leyenda es solo eso: pura y física leyenda.


Y sigue caminando dándole la cara al sol y como buenos amigos que son, el astro solo se ensaña contra él para mamarle gallo…con sus 50 grados a la sombra allá donde la historia está escrita con carbón, incluso la que contará algún día que por esas tierras llenas de barro (y de personajes únicos como su amigo que es un santo vivo que hace milagros) transitaba un muchacho con la tambora al hombro cantando canciones en las noches de mala luna para espantar sus propios miedos y recibir con una sonrisa la aurora de Dios.


FABIO FERNANDO MEZA

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