viernes, 9 de abril de 2010

¡QUÉ MAL PERDEDOR...!

COLUMNA CARCAJ

Parece un niño. No. Es un niño. Y peor: un niño ‘malcriado’. Hace pataletas para que le den todo lo que desea. Y como todo egocéntrico que se respete es mal perdedor.

Hace reglas pero para que otros se sometan a ellas porque él se piensa y se siente superior al más superior de los mortales. Se lo merece todo. Eso cree él. Ha inducido a personas honorables a no cumplir su palabra sólo porque él no cumple la suya y deben emularlo. Es su filosofía.

Después que se toma el tetero y se informa de todo lo que produce su ego trasnochado sonríe y después se queda dormido acariciando el daño que produce cada vez que queda satisfecho de sus hazañas tristes y decepcionantes.

Se da el lujo de presumir que es el primer imberbe que ha ocupado un alto cargo. Pero no dice que para él fue un laboratorio de experimentos donde de pronto algún día por serendipia apareciera un milagro que tuviera por siempre y para siempre su triste sello personal. Nunca apareció esa serendipia.

Él no escucha razones. Sólo se escucha él. Y los errores de su pensamiento aplicado al campo agropecuario que lo paguen los contribuyentes. Dicen los expertos que sus terquedades en ese campo económico serán superadas en 30 años. Pero a él parece no importarle. Al fin y al cabo es un tecnócrata primo hermano de las estadísticas y de los gráficos.

No acepta que se le señale, que se le indague por haberse equivocado. Desea que todo se le acepte sólo porque él es él y punto.

Este niño se sometió a reglas claras y participó en una consulta abierta de su fraccionado partido y ayudó a moldear algunas condiciones que sólo lo beneficiaban a él porque para él la palabra derrota no existe. Perdió.

Y como mal perdedor brincó, saltó y pataleó (todavía sigue). Si fuera costeño sus padres le hubieran dado un par de abarcazos en las nalgas y se le hubiera acabado la vaina. No se ha sometido a las reglas. Eso es para otros. Y lo peor de su bipolar comportamiento y de resentido y de andar haciendo pucheros es que no sólo ha esquivado su obligación de perdedor sino que con su actitud fracciona más y más al ya fraccionado partido al que dice pertenecer.

Colombia no necesita niños consentidos ni mimados para que la guíen. Necesita personas humildes que puedan hablar de todos los temas porque lo han padecido o lo han estudiando y saben cómo solucionarlo.

Colombia no necesita a personas que salgan corriendo a esconderse debajo de la cama de la casa del Ubérrimo a la menor provocación de un vecino, o que llore porque algo grave suceda en su hipotético mandato y le pida a la muchacha de servicio que le haga el favor y lo solucione ella.

Colombia no necesita a un gobernante que se orine los pantalones del susto cuando le digan que no hay luz en el baño del palacio presidencial porque se quemó el bombillo.

Colombia necesita líderes que honren su palabra como el gallero. Que mueran al pie de su promesa como el guajiro. Que una a la nación y no que la divida cada vez que tenga hambre y chille porque la leche está muy caliente o está muy fría; porque hace demasiado calor o demasiado frío; porque en la foto oficial el perfil no le favorece…Si hubiera ganado…¿gobernaría al país como lo hizo con el ministerio?. Dios sabe como hace sus cosas…

FABIO FERNANDO MEZA

fafermezdel@gmail.com

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