lunes, 3 de mayo de 2010

VENGA ESA MANO, ANTONIO MOISÉS...( EN ESPAÑOL)

A lo mejor ya han empezado las campañas a las que no les ha gustado ni cinco que Mockus les esté pisando los talones a escarbarle su vida para ver si encuentran algún detalle que puedan capitalizar como escándalo.
No tendría nada de raro. Al fin y al cabo la campaña que según las encuestas va encabezando la preferencia de los colombianos no se ha caracterizado precisamente por su verticalidad y transparencia y mucho menos por la verdad en sus actos y declaraciones.

Si ha habido utilización de organismos del estado para chismosear la vida de los opositores del actual gobierno, quizá estos organismos volverán a estar al servicio del mismo gobierno para enlodar al candidato académico y ensalzar al candidato de palacio inventándose sabe Dios qué bajezas.

Todos los actos de nuestras vidas están llenos de acciones. Unas que dejan satisfacción y otras que hay que revisar. A Mockus le critican su actitud frente a determinados problemas y la manera como los ha encarado. Lógicamente que él ya no tomará la actitud de ayer y la traerá a una solución de hoy o para protestar. Cada cosa en su contexto. Y eso es difícil de asimilar para aquellos que creen que todo debe solucionarse a peso de impunidad, culata y fusil si no, no sirve.
No todos los seguidores del candidato verde son académicos o letrados o instruidos. No. Lo siguen también los de abajo, los campesinos, los habitantes de la calle…la otra Colombia.

Mockus no es perfecto y él lo dice con sus metidas de patas. Tiene el defecto de decir la verdad y ser transparente y ese es su peor delito para una clase política que se pasea sobre esas, para ella, virtudes. Por eso es un bicho raro.
Obviamente que muchos políticos están aterrados de sólo pensar que pasarán 4 años sin robar, sin saquear, sin acudir a la hipocresía y a la politiquería y que el país por fin progrese. Están que se orinan los pantalones cuando sienten que de llegar Mockus a palacio no habrá más notarías, agro ingresos, embajadas, contratos, prebendas, puestos a personas sin capacidad para tenerlos, sólo porque es hijo del Honorable Congresista. Le dará una trompada a la corrupción.

Un Presidente no se las sabe todas. El actual pidió prestado más tiempo a ver si aprendía y tuvo que pedir más prórroga cuando no pudo asimilar tanta complejidad pero lo atajaron a tiempo para que la Casa de Nariño no se llenara de tataranietos. Pero Mockus es astuto e inteligente y a quien le basta una mirada al panorama del país para darse cuenta que hay muchos compatriotas que no desayunan si no a las 3 de la tarde un día de por medio y aplicará correctivos. No se extrañará nadie si toma su sueldo y lo dona a alguna entidad en vez de gastárselo todo en apuestas de golf en un club donde sólo asistan personas de estrato 9, y cuenten a quienes quieran oír que se gastaron en un minuto de mala suerte lo que los colombianos de a pie aspiramos a tener si trabajamos 100 años.

Colombia se merece un presidente que la ame y no uno que quiera serlo por el simple hecho de tener un cargo más referenciado en su hoja de vida y mostrarlo orgulloso a sus amigos extranjeros sin importar cómo lo hace o por qué lo hace. Colombia se merece un presidente que diga la verdad y que no lo atormenten sus decisiones equivocadas del pasado esas que no dejen dormir y le eche la culpa a otros.

200 años de independencia donde han gobernado desde militares hasta representantes de inmigrantes árabes pasando por poetas, y a todos les ha ido más mal que bien, es tiempo para hacer un paréntesis y recibir una bocanada de aire fresco.

Cuando un amigo y paisano costeño escuchó la andanada de críticas de un admirador del gobierno y de su candidato para Mockus, me preguntó que si ser frentero, leal, sincero y transparente era malo. Le dije que no. Su sabiduría ancestral me respondió en el acto: “Colombia está lleno de todo lo contrario a lo que él representa, el país es un árbol de follajes de burocracia, de robos, de atropellos. De corruptos, de impunidad, de pobreza. Ese señor es como una hormiga.”
Y finalizó pidiéndome un favor: “si usted ve a ese señor barbón dígale que él es como una hormiga. Y la hormiga pela es donde hay hojas, y más si es a esas clases de hojas de ese tipo de ramas, carajo”
FABIO FERNANDO MEZA
fafermezdelgmail.com

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