viernes, 22 de enero de 2010

´DÉCIMO GRADO




COLUMNA CARCAJ

En un país como el nuestro donde la educación es desde la cuna hasta la tumba y que no deja de ser un privilegio llegar al Grado Décimo de la educación media es una gran proeza.

Y es una gran proeza porque se llega a la cima de una meta por cumplir, porque se llega fatigado y a veces, lleno de cosas innecesarias en la cabeza, con muchas cucarachas dándole vueltas y sabiendo tanto que no se sabe nada; y buscándole el sentido de madrugar sin desayuno muchas veces a escuchar en algunas instituciones el mismo libreto leído y vuelto a leer de profesores que no quieren caminar a la par de las exigencias contemporáneas y se han quedado rezagados en el siglo pasado y no se han dado cuenta que amaneció hace 10 años y que ahora debe ser distinto la manera de llegarle al educando. Quizás ahí radique lo pésimo que les va al año siguiente en las pruebas Icfes a los estudiantes del departamento del Magdalena.

Al menos los estudiantes de ahora tienen toda una serie de atajos por donde salirse cuando el Grado Décimo los arrincona. Uno de tantos es la Internet, porque cualquier cosa se consigue allí y no más es copiar, pegar y listo. Tanto se ha abusado de esta tecnología que hasta en las universidades los profesores nos exigen hoy que se les presenten los trabajos del puño y letra del estudiante para que recordemos tiempos viejos.

Los bachilleres que no gozaron de tantas facilidades y por ende no eran tan perezosos y más creativos, porque les tocaba sudar como caballos tratando de conseguir un dato imposible para una tarea en libros prestados y desactualizados, se formaron mejor.

Hace 25 años eran pocos los colegios en la costa que se daban el lujo de ofrecer los grados 10 y 11. Si había colegios de bachillerato a duras penas ofrecían hasta el grado 9. Eso sumado a la falta de recursos de los padres del bachiller soñador hacía su futuro un poco oscuro.

Pero hoy casi todos los pueblos de la costa cuentan con su colegio de bachillerato y gradúan anualmente a sus estudiantes.
El grado más importante sin duda es el Décimo porque es llegar a la cresta de una ola en la que se ha montado unos 12 años atrás. En este grado se comienzan a ver materias diferentes, a profesores diferentes, se comienza a cuestionar, a exigir y a pensar qué se va a hacer con la vida.

Muchos estudiantes cuando llegan al Grado Décimo comienzan a pensar seriamente qué les gustaría seguir estudiando en un supuesto caso que se le facilite ingresar a un centro de educación superior.

En el Grado Décimo es cuando se comienza a ver a la compañera de al lado de una manera diferente, como si nunca hubiera estado ahí, y no como la simple amiga que nos ayuda a hacer las tareas. En el Grado Décimo se vuelve el estudiante rebelde y pierde el miedo a preguntar o a reclamar pensando que ya está más allá que de acá. Es cuando quizás mira a la cara al profesor y le dice sus verdades sin un asomo de temor.

Pero también hay estudiantes, como las mujeres, que en el Grado Décimo desean que ya sea el grado 11 para escapar del acoso implacable de algunos profesores enfermos e ineptos para no sucumbir ante sus bajas pretensiones. Muchas veces se lo tragan y lo sufren en solitario más que todo en algunos colegios de la provincia, donde desafortunadamente los padres no les creen o los desarma el apellido extraño del profesor al que creen incapaz de algo así “si somos compadre de sacramento”.

Pero sin temor a equivocarme habrá profesores de Décimo Grado que los estudiantes llevarán siempre en el corazón, porque con su manera de ser y actuar le dicen al alumno cuál es el camino a seguir y siempre están ahí para aconsejar o para animar y eso se agradece toda la vida.

En el Grado Décimo pasa de todo. Pero no todo es malo. Es cuando los jóvenes se miran al espejo y con alarma ven que se les está formando una mancha negra en la parte superior de los labios, que su voz está cada día más grave y los zapatos le quedan pequeños, y no pueden reprimir las ganas de decirle un piropo a cuanta niña linda le pase por el frente, o de cantar las canciones de moda a voz en cuello cuando los fines de semana tiene que madrugar a ordeñar.

Los estudiantes de colegios de la provincia en el grado 10 se interesan más por los programas periodísticos, por los programas de investigación, por entrar a Internet y darse cuenta cómo está dando vueltas el mundo.

Profesores de informática que a duras penas saben prender y apagar un computador se encuentran a veces en las salas de algunos colegios perdidos en los confines del Departamento del Magdalena. Qué pesar.

Existen profesores en el departamento a quienes nadie vigila, a quienes nadie exige y no están para nada comprometidos con la calidad educativa de su institución. Eso sí, con las paredes de sus casas llenas de certificaciones y diplomas de cursos y especializaciones que pocos ponen en práctica con sus estudiantes y uno se pregunta ¿Acaso todo lo que ellos aprenden no es para enseñarlo a sus pupilos? ¿Si ellos se preparan no es para que se refleje en la calidad educativa del departamento que tanto lo necesita? Pero como que no. Porque algunos respetados educadores esas especializaciones sólo la hacen para sumarle ceros a su sueldo y nada más. ¿y los estudiantes que sigan con sus plan de estudios desactualizados?

Por estos días los nuevos estudiantes de Décimo Grado entrarán a sus clases y ya no orinándose del susto los pantalones a sus respectivas aulas sino a reencontrase con ellos mismos. Qué bueno que lo hacen con la frente en alto, sacando pecho y mirando el futuro con optimismo y entereza como todo estudiante de 10 que se respete, y cuestionando la educación mediocre y exigiendo más. Eso es digno de aplaudir. Hoy los estudiantes de décimo grado tienen un motivo más para sentirse feliz: sólo falta dar un pasito y ya…

Para todos y cada uno de los estudiantes del Departamento del Magdalena que enfrentarán el Décimo Grado con ganas, firmeza y convicción de hacer cosas grandes, memorables, con deseos de dejar su huella imborrable de investigación y propuestas positivas en esas aulas llenas de preguntas sin respuestas, un abrazo de congratulación, ánimo y respaldo.

Pero especialmente a los estudiantes de Décimo Grado de la Institución Educativa San José, de San Fernando, Magdalena, a quienes les envío un saludo fraternal con el cariño, admiración y respeto de siempre. Y a quienes con toda humildad les dedico esta nota. ¡¡Adelante, muchachos!!

FABIO FERNANDO MEZA
fafermezdel@gmail.com

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