martes, 24 de agosto de 2010

EL VIAJE EN CHINO DEL COMPOSITOR CAMILO NAMÉN.

Por allá por la década de los setentas el maestro de la composición vallenata y ganador del concurso de la canción inédita del Festival Vallenato, Camilo Namén Rapalino, reflexionaba sobre lo bien que lo había tratado el destino al brindarle una excelente esposa. Aprovechaba que por esos días le pagarían un dinerito y por tal razón la invitó a un viaje de placer por todo el mundo para que caminaran Europa abrazados, los dos, junticos…como dos pajaritos.

“Canarra”, para sus amigos, nació en Chimichagüa, Cesar, el 22 de Junio de 1944 y a comienzo de los sesentas se trasladó a Valledupar. Gran compositor costumbrista, buen parrandero y amigo de sus amigos y mamador de gallo como el que más. Sus amigos lo definen como expresivo, jovial y buen conversador y verseador. ¿Quién no recuerda canciones como Recuerdos de mi Pueblo, Qué más te Doy, Encuentro con el Diablo, El Pechiche, La Cometa Loca, De la Misma Manera, Mi Gran Amigo, y Recordando Mi Niñez, entre otras?, esta última canción ganadora de la modalidad de canción inédita en el Festival Vallenato en la versión de 1972.

Una tarde fresca invitó a su esposa a que pasearan por las calles destapadas de aquel Valledupar y le explicó el sueño que estaba a punto de convertirse en realidad: Llegamos a España, a Madrid, a Lorca, que está cerca, visitaremos a varias iglesias para que te arrodilles y reces por mí. Camilo Namén siguió explicando el viaje a su esposa que ya soñaba y se veía en esos famosos lugares: Después cogemos un avión para París y en el “Molino Rojo” hacemos una fiesta; visitamos la tumba de De Gaulle, hombre famoso en el mundo, y también hablaremos de nuestro amor, que ahora está más bonito y profundo…

Continuando su viaje, el par de enamorados esposos llegaron a Suiza, la reina de la cultura, visitaron los lagos y desde un balcón miraron sus nieves en hora buena; pasamos un ratico a Ginebra pa’ ve’ a esa gente, mi Mati, mi amor...dijo Namén.

Entonces cuando estemos de regreso en Colombia, llegamos a Bosconia y a Pueblo Nuevo, San Juan, Mandinguilla y pa’ Traga Níquel, y volvemos al Valle, amor, le dijo Namén a su ilusionada esposa.

El plazo para que llegara el dinero con el que sufragarían todos los gastos de ese viaje coincidía con la partida a Europa de los esposos enamorados. Pero como “nunca falta un mosquito dentro de un toldo” hubo un inconvenientico y Namén no sabía cómo decirle a su esposa que no hacía más que hablar de ese viaje a todo el que se encontraba, que ya ese recorrido no iba a ser posible. Qué vaina!

Ese dinerito Camilo lo añoraba más que nada para complacer a su esposa y cumplir su palabra empeñada de hombre serio.

De todas maneras la enfrentó y sentía que se le retorcían las tripas de la pena, se rascaba la cabeza, daba vueltas, estaba desilusionado, pero se lo confesó al fin: Ese viaje está envolatado, mija, está más enredado que el chino y quizás nunca vayamos a ver los cachacos de las Europas.

Mija, dijo Namén, "la vida es una vaina jodida. Es que esa plata pa’l viaje me la debe Poncho Zuleta…¡ y yo veo difícil que me la pague…!"



FABIO FERNANDO MEZA
fafermezdel@gmail.com

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