domingo, 1 de agosto de 2010

MOMPOX NO EXISTE

Y no lo digo solamente yo. También Simón Bolívar en su viaje sin regreso por el otrora río grande de la Magdalena: “Santa Cruz de Mompox no existe, a veces parece que estuviera, pero no”. José Palacios, su leal mayordomo le increpó: “Al menos puedo dar fe que estoy viendo a la iglesia de Santa Bárbara desde la canoa”.

Es que Mompox nunca ha existido. Al menos como lo que se espera de una ciudad rica en todo. Mompox tiene tanto que no tiene nada. Nadie se explica cómo una ciudad con un alto potencial turístico ninguna autoridad que ha pasado por su alcaldía haya sabido explotar. Al contrario, todo alcalde que pasa por ahí deja a Mompox peor de como lo encontró.

Caminar por las calles de esta ciudad es imposible por sus huecos tan viejos como ella. Porque no tiene un sistema de alcantarillado eficiente, ni siquiera regular, y todos sus desperdicios (junto a la capacidad de sus dirigentes de hacer algo bueno) se van directo al río, su cloaca, que pasa por ahí de vez en cuando para no perder la costumbre de saludar y preguntar por el pueblo aquél que un día de agosto decidió que sería libre del yugo español. Y lo fue por un ratico porque su yugo es la corrupción y el olvido estatal. Pero nadie le da razón

Porque Mompox cada día se muere más. Está sostenido con esparadrapo. Es la ciudad que debiera tener todas sus necesidades básicas satisfechas sólo con el músculo financiero del turismo. Pero no lo ha sabido aprovechar. A Mompox llega gente de todas partes del mundo (si a esa odisea se le puede decir así). Y como sus visitantes no se avispen se quedan sin efectivo porque el Banco Popular tiene dos cajeros disponibles de los cuales sólo uno sirve y por tan triste razón el que medio funciona se queda sin dinero cuando lo empiezan a utilizar y deja una estela de usuarios viendo un chispero. El otro cajero es del Banco BVVA y su servicio es apenas regular.

A lo mejor antes que visitar sitios y monumentos, al turista lo desarma es el trato amable y desinteresado de los momposinos. Gente noble y buena. A eso quizás, es que va: por un poquito de cariño

Nadie se explica cómo ninguna de las personas que tienen capacidad de cambiarle la cara a Mompox por siempre y para siempre no pongan en una oficina a alguien que sepa hablar Inglés por lo menos y reciba y explique al despistado turista cada sitio que le deslumbra. (No hay siquiera un funcionario que sepa hablar muy bien español).

Cuando al turista se le da por salir de Mompox por tierra, llega al puerto de La Bodega, allí nadie sabe cómo tratarlo ni como indicarle salir de esa Isla olvidada por Dios. Deberían darle cursos de relaciones humanas o algo así, tanto a los llamados chaluperos como a los taxistas que lo traen desde Mompox.

Mompox no sabe el potencial económico que tiene. No lo ha sabido explotar. Hay pueblos regados por toda Colombia sin nada que mostrar y le ganan a Mompox en organización, eficacia y eficiencia en su parte turística. Ese renglón es su “niña consentida”. Más no para Mompox. Que tristeza.

Parece que el reconocimiento de Patrimonio de la Humanidad ha acelerado su muerte porque cada día Mompox está peor: la orilla del río (su calle Albarrada) ya no hierve de gente y el comercio prácticamente desapareció de este lugar. A las dos de la tarde por esa calle donde todavía se escuchan el golpe seco de los cascos de los caballos de la gesta libertadora la soledad asusta y más aún en la emblemática Plaza de la Concepción.

Cuando se entra a una población desconocida uno se admira por que esa entrada por lo general se ve interesante. No es el caso de Mompox. La llamada calle del Medio es imposible de transitar desde hace dos siglos, al igual que la Albarrada y la calle de Atrás. Y al parecer así estará por todos los tiempos porque Mompox no tiene dolientes

¿Cuándo van a organizar de verdad, verdad el turismo momposino? ¿Cuando van a darle la dimensión que tiene y se merece?.

Ninguna autoridad departamental y mucho menos municipal hacen nada por remediar la crisis que vive este pueblo cuyo atraso hace honor a la procesión del Santo Sepulcro de su famosa Semana Santa: un paso adelante y dos para atrás

FABIO FERNANDO MEZA
fafermezdel@gmail.com

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