jueves, 3 de febrero de 2011

¡QUE APAREZCA ESA BORRACHA CANCIÓN VALLENATA, CARAJO!

En la música vallenata siempre ha ocurrido un hecho muy particular: los cantantes se la pasan buscando esa bendita canción que los catapulte a la fama para dejar de pasar hambre. Y, por lo general, esa a la que no le ponen muchas ganas y es la que los redime. “Otto (Serge) grabó “Señora” sin mucha entrega, sin ganas”, dice el compositor de este exitoso clásico vallenato, Rafa Manjarrés. Basta con echarle una hojeada a las páginas donde está escrita la historia de nuestro folclor para darse cuente de este simpático fenómeno.

O si no que lo diga Silvestre Dangond, quién jodió y jodió con 3 grabaciones con las que no pasó mayor cosa y estuvo a punto de volver con su ingeniería en Bogotá hasta la aparición de esa tromba llamada “La Colegiala”.

El cantante Miguel Morales, tuvo relativos éxitos al lado de Omar Geles (quien además se volvió compositor y quien saltó a la fama no sólo por sus creaciones artísticas si no por demanda de posibles plagios), pero todo el mundo supo quién era Miguel Morales sólo cuando grabó “acompáñame” una canción que se escuchó hasta que le dio la gana, y Migue pudo respirar tranquilo por un tiempo porque después no volvió a levantar cabeza.

Si hablamos de los llamados “Grandes del Vallenato” también “parieron en seco” un tiempo hasta que les llegara esa bendita canción celestial que los redimiera y los mafiosos de la época se enamoraran de sus interpretaciones y los contrataran para las parrandas de varios días y su público le comprara sus grabaciones. Pero con ellos pasó algo particular: se han mantenido. Quizás porque sus éxitos han sido periódicos y no han sido flor de un día y todos a quienes les gusta el buen vallenato lo siguen a todos ellos por fortuna.

El cantante Miguel Herrera, hizo de la canción de Marciano Martínez, “Venceremos”, su pasaporte a la inmortalidad. Aunque ya tenía varios discos encima, Miguel no despegaba. Las nuevas generaciones no saben lo importante que es para la música vallenata este copiloto vallenato, así le llaman al cantante de la región de San Ángel, Magdalena, a quien las malas compañías sacaron a las carreras de la constelación vallenata y desafortunadamente dejó de alumbrar por un tiempo esta importante estrella.

El cantante Jorge Celedón, antes de su “Ay Hombre” apenas si hizo cosas como para medio sobrevivir comiendo fritos y pasteles con agua de panela después de cada presentación cuando hacía parte del Binomio, según cuenta Jimmy, su acordeonero. Hoy no se baja de los aviones y vive con una agenda en el exterior repleta y no ha perdido su don de gente que es lo importante.

Lástima que el gran Marcos Díaz se dejó llevar por el cuento falso de la fama y sucumbió a la mediocridad. Qué pesar de este cantautor que con su “Me Vieron Llorando” puso a cantar a toda una generación y no había caseta donde Marcos no estuviera para cantarla. Después hizo otras grabaciones pero no le fue bien. Hoy ya no se escucha. Lástima.

Peter Manjarrés, cuando era Pedro Antonio, buscaba afanado un lugar dentro del vallenato. Lo encontró. Pero fue gracias a una canción desechada por cuanto conjunto fue ofrecida hasta que cayó “El Amor de mi Sabana” en sus manos. Canción que se la mostró el hoy desaparecido Kaleth Morales. Paradójicamente la grabó sin grandes expectativas ya que los ojos de todos ellos estaban puestos en la canción “Imbatible”, pero fue aquella la que hizo de Peter, Peter. ¡Vean que vaina!

¿Quién no recuerda a los otrora famosos Embajadores Vallenatos? Habían hechos pininos por ahí pero cuando grabaron “El Santo Cachón” se dieron los gustos habidos y por haber. Pero para ellos como que después no hubo más y hasta ahí llegaron.
Hubo un grupo que se creó en Medellín en los estudios de grabación de Discos Fuentes: Los Chiches Vallenatos. Ese grupo tuvo la bendita suerte de salir con todo: Ceniza Fría. Todavía se escucha pero el grupo no ha podido hacer nada bueno después de ese exitazo que se escuchaba por toda Colombia. Claro que no sólo es “yo tengo esta canción pegada y háganme reverencias”. No, señor. Se tiene que seguir trabajando, ratificando que se tiene los pantalones bien puestos listo para combatir y seguir en la cima.
Esto lo entendió muy bien Kaleth Morales quien con su “Vivo en el Limbo” se paseó por donde le dio la gana. Si la muerte no se lo lleva fuera hoy por hoy el verdadero ídolo del vallenato contemporáneo.

Un cantante barranquillero salió un día cualquiera sonando en todas las emisoras con una hermosa canción que se escucha aún: a una Sirena. Luego hizo algo más y se acabó. Se trata de Carlos Malo. Así es la vida.
Del Fabián Corrales cantante ni hablemos.
Farid Ortiz, cantó por ahí, cantó por acá y nada. Hasta que se le ocurrió Se Acabaron y comenzaron los fanáticos del vallenatos a mirarlo de otra manera. Despegó al fin.

Cada día salen nuevos grupos en busca de esa canción, sí, esa borracha canción, carajo, que pegue, que les dé el millón de dólares “para comprar una casa grande…donde quepa tu corazón…” no importa que sea de Omar Geles, quien se dio cuenta ya que con canciones pegajosas le va mejor a su cuenta bancaria y todo se las pelean para ver si encuentran otra Colegiala, otra Ay Hombe, otra Vivo en el Limbo, otra Amor de mi Sabana, otra Lo Tienes Todo. Pero esas canciones están esquivas.
Ojalá hubiera otra “Arco Iris” u otra “Se Acabaron”, u otra “Cristina Isabel”, quizás se asome en el horizonte otra “Mi Hermano y Yo” o “Nido de Amor”, o de pronto una “Gitana”. Quién sabe si se deje ver alguna “Relicario de Besos” o “Mi Novia y mi Pueblo”, tal vez “El Mocoso”. Ojalá ocurra ese milagro.

Dios quiera que nuestros amigos sanfernanderos, ‘Ata’ y ‘Pancho', encuentren vuelta canción su media naranja. Su borracha canción. Se lo merecen.

A los cantantes que tuvieron la suerte de que encontraron a esa canción especial y los sacó del barro, felicitaciones y a seguir trabajando. A aquellos que todavía la suerte no les ha sonreído, pa’lante. Algún día…

FABIO FERNANDO MEZA

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