viernes, 19 de febrero de 2010

¡FUEPA, MIGUEL HERRERA...!

COLUMNA CARCAJ

“No veo razones para darse tanta fama/ aquel artista siempre en buena posición/ porque se siente que el público lo respalda/ hace locuras y dice que él es el mejor…

La primera vez que escuché este merengue pregunté quién carajos era este atreví’o que osaba meterse con “los chismes de la iglesia”, con la joya de la corona, con el intocable de la época, con el consentido y malcriado musical, el cantante Diomedes Díaz, el de ayer. Quien armó todo este alboroto fue Miguel Herrera, un cantante que salió de las Sabanas de San Ángel, en el Magdalena, de la mano del copiloto vallenato Adaúlfo Herrera con quien grabó dos producciones en 1979.

Claro que Migue tenía un buen maestro para su rebeldía: el acordeonero Chiche Martínez, que en 1983 le había respondido ofendido a Leandro Díaz un merengue grabado precisamente por Diomedes, llamado El Bozal. Chiche se sintió humillado por los versos en décima de Leandro y le respondió con El Freno, canción que canta el copiloto vallenato.

La Pastillita es un merengue en donde Miguel Herrera le reclama a Diomedes porque insulta a unos cantantes y acordeoneros y ensalza a otros en sus canciones La Rasquiñita y El Gallo y El Pollo. Algunos artistas de la época se molestaron pero desahogaban su rabia en privado como si le tuvieran miedo al cantante de La Junta.
Miguel no se calló y contestó. La vaina se puso buena y Diomedes en parrandas le cantaba No Se Molesten, pero no la grabó; sólo mucho después lo hizo pero de la canción original no quedaba casi nada. Miguel no fue el único molesto: Ismael Rudas, ese gran acordeonero, sintió que ya era el colmo y compuso El Artista, que grabó al lado de Elías Rosado. Fue Miguel Herrera quien se atrevió a decirle a Diomedes algo y quien le dijo que los cantantes y acordeoneros de la época no eran para Diomedes “el trapito de bajar la olla”. Que respetara.

Por las calles de Valledupar se decía en ese entonces que esa canción, La Pastillita, fue la causante de la separación de Chiche y Miguel, ya que el acordeonero es compadre de Diomedes y no le gustó para nada la canción que le había compuesto y grabado su cantante.

Confieso que la primera canción que escuché de Miguel Herrera cuando empecé a pararle bolas a esta música bella, fue la famosa Pastillita, antes de escuchar Nací Solo, de Limedes Torres. Yo pensé que a Miguel Herrera lo iban a deportar de su propia tierra por semejante sacrilegio, pero no. Me tomé el trabajo de esculcarle la vida musical y encontré cosas interesantes de este cantante que tiene una voz nasal y eso lo hace diferente.

Desafortunadamente los amantes del buen vallenato hoy en día no tienen noticias claras de quién es Miguel Herrera, de cuánto pesa en el folclor. Miguel Herrera no es ningún pinta’o en la pared.
Yo creo que él en parte tuvo la culpa de que hoy sea casi un desconocido para la nueva generación de amantes del vallenato bueno porque se perdió o sus posteriores grabaciones no tuvieron el suficiente eco y se quedaban ensenadas en el barrio de su casa.

Hay que decirle a los cada día inquietos seguidores de los grandes del vallenato que Miguel también hace parte de esa cofradía, que todo el mundo esperaba su grabación porque sus antecedentes eran impresionantes: Mil Canciones de Andrés Beleño; Venceremos, de Marciano Martínez; Venga Esa Mano, de Roberto Calderón; mujer de Mi Alma, de Máximo Movil; Un Son de Amor, de Roberto Calderón; Payaso, de Poncho Cotes Jr; Dando y Dando, de Hernando Marín; Mortificación de Rafael Manjarrés, El Pájaro Carpintero, de Juancho Polo; Puritana, de Marcos Díaz, El Freno, de Chiche Martínez; Volver a Cantar de Chiche Maestre; por decir algunas. Además grabó con grandes acordeoneros pero sus éxitos fueron al lado de Chiche. Al igual que Miguel, Chiche no ha podido sólo, a excepción de lo que grabó con Zuleta Villazón.

Pero casi nadie sabe que Miguel Herrera se anotó un exitazo en el fiesta vallenata de 1984 cuando grabó Mujer Incomprensiva para ese álbum decembrino, canción de la autoría de Adaulfo Herrera. Lo característico de este tema es que es grabado en ritmo de son, cosa rara para la época porque casi nadie se le medía a este aire y Miguel lo hizo con una aceptación impresionante por parte de los que año tras año esperaban Fiesta Vallenata.

Si nos atenemos a los que los llamados eruditos del vallenatos llaman Juglar, Miguel lo es: Es quien canta, compone y toca sus composiciones; porque este cantante sabe tocar acordeón, compone y canta.
En 1988 le entregó una canción a Jorge Oñate, que cada fin de año se escucha: Lindo Diciembre. También le grabó Rafael Orozco ese mismo año La Pareja Ideal; amén de las que incluye en sus propias grabaciones.
Miguel Herrera no ha muerto ni nada que se le parezca. Está ahí dando la lucha. Se había descuidado un poco pero se avispó y viene con todo a ocupar el sitio que le corresponde como el grande que es. Vuelve, ya no a pelear con Diomedes, o quién sabe. Vuelve, pero sería bueno que Chiche y Miguel volvieran a grabar porque la música vallenata está en un movimiento cíclico: todos están volviendo a sus raíces. Bueno, todos los grandes porque los nuevos en cuestión de vallenatos no saben siquiera donde están parados. No saben siquiera qué es vallenato. Vamos Migue, que pa’lante es pa’llá…!

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