miércoles, 3 de septiembre de 2014

"TUCU"

Su saludo no pudo ser más particular: “No joda, Toty, yo odio el 15 de mayo, la madre…” Esto decía mientras parqueaba su motocicleta de mil batallas a un lado del piso de la escuela al frente de mi casa paterna en San Fernando Magdalena, mi pueblo, donde yo estaba sentado esa tarde calurosa de junio. Cuando se bajó y terminó de saludarme, le pregunté: Tucu ¿ y cuál es el motivo de ese odio? y siguió explicándome: “yo tenía una novia en Peñoncito, y yo iba a visitarla todos los días en cicla, viejo Toty. Un 15 de Mayo me fui en la cicla para Jaraba que estaba de fiesta. En la madrugada cuando me venía, llegué a La Trocha, y este bruto, no joda, Toty, en vez de coger derecho pa´cá pal pueblo, torció a la izquierda y fue a parar a Peñoncito…” Mi amigo hizo una pausa para secarse de pies a cabeza su eterno río de sudor que corre por su cuerpo, y luego continuó: “pa´no alargarle el cuento, mi hermano, ahí está en la casa viviendo conmigo porque cuando quise reaccionar ya la traía en la barra de la bicicleta…” Yo admiro y quiero mucho a este personaje de San Fernando por su manera tan peculiar de ver la vida, por su inteligencia, por tratar de darle explicaciones a todo lo que le llame la atención, por sufrir a su manera los dolores del pueblo, por ser solidario, por no dejar de soñar… Yo como el resto de sanfernaderos le digo Tucu, apodo con el que lo he conocido toda la vida, y a pesar de tantos encuentros que hemos tenido donde hablamos hasta de extraterrestres no se me ha ocurrido preguntarle el porqué de ese sobrenombre que lo ha hecho famoso en toda la región. Y él a mí me dice todavía mi apodo de niño: Toty… Esa tarde histórica en el piso de la escuela fue grandiosa. Y la conversación fue extendiéndose como la tarde hacia la noche y con ella llegaron los mosquitos, pero eso no impidió seguir escuchando con devoción a este inmejorable conversador: “yo me le mido a todo, viejo Toty, la madre. Una vez iba a llevar un fríjol para Margarita, allá en el Bolívar, iba en la moto. Ese día había llovido y el camino a San Zenón estaba lleno de agua. Yo iba manejando y tás me fui de pronto a un maldito hueco de esos con moto, fríjol y toda esa vaina…Me paré todo sucio de barro, volví a prender la moto y me alejé como 25 metros del hueco que me había tumbado. ¿Sabe qué hice, viejo Toty? Me regresé con la moto a toda velocidad y le pasaba la moto al hueco por encima y yo le gritaba coge, no joda, túmbame otra vez, malparido. Ah… ¿y por qué no me volvió a tumbar el hijuepueta…?”. Actualmente es Honorable Concejal por San Fernando en esta corporación en el municipio de Santa Ana. A mí no me extraña que lo haya conseguido porque tiene un carisma único para asumir esa clase de riesgos, además él toma los momentos difíciles como una oportunidad donde quizás otros vemos sólo fracasos. Su familia debe estar orgullosa de él. Yo lo estoy. Independientemente si lo dejan hacer algo o no en ese recinto tristemente célebre. Creo que todo San Fernando le profesa un cariño inmenso a este hijo mayor de la respetable pareja del señor José Rafael Álvarez y la señora Hernita Yacub Cuando ya los mosquitos no nos dejaban en paz se levantó del pretil, no sin antes decirme que se alegraba de que hubiera vuelto y de volver a verme, avanzó hacia su motocicleta, la prendió y antes de arrancar se la quedó viendo fijamente y dijo sin mirarme: “No joda, viejo Toty, mi hermano... yo me imagino que el japonés ese que se inventó este animal en estos momentos debe estar revolcándose en la tumba de la rabia, la madre… porque gracias a este invento, no joda, Yuris Álvarez Yacub, se gana la vida, viejo Toty, la madre, y eso a ese tipo tiene que darle rabia porque hay gente muy envidiosa, viejo Toty…”. Aceleró su moto y salió hacia el barrio Arriba, por esa calle tercera y cruzó el primer callejón que encontró a la derecha porque en esa esquina viven sus padres. Le envío un abrazo inmenso como su corazón al Honorable Concejal de San Fernando. FABIO FERNANDO MEZA

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