lunes, 22 de febrero de 2010

¡ QUE APAREZCA ESA BORRACHA CANCIÓN VALLENATA...CARAJO!

COLUMNA CARCAJ

En la música vallenata siempre ha ocurrido un hecho muy particular: los cantantes se la pasan buscando esa bendita canción que los catapulte a la fama para dejar de pasar hambre. Basta con echarle una hojeada a las páginas donde está escrita la historia de nuestro folclor para darse cuente de este simpático fenómeno.
O si no que lo diga Silvestre Dangond, quién jodió y jodió con 3 grabaciones con las que no pasó mayor cosa y estuvo a punto de volver con su ingeniería en Bogotá hasta la aparición de esa tromba llamada “La Colegiala”. A partir de ahí es Don Silvestre o “El Intocable” como le dicen sus fanàticos.
Pero desafortunadamente hay cantantes (y buenos) que se la han pasado buscando toda su vida artística esa borracha canción y ella siempre le ha sacado el cuerpo y tienen que tirar la toalla.
El cantante Miguel Morales, tuvo relativos éxitos al lado de Omar Geles, pero todo el mundo supo quién era Miguel Morales sólo cuando grabó “acompáñame” una canción que se escuchó hasta que le dio la gana, y Migue pudo respirar tranquilo por un tiempo porque después no volvió a levantar cabeza.

Si hablamos de los llamados “Grandes del Vallenato” también andaron “pariendo en seco” un tiempo hasta que les llegara esa bendita canción celestial que los redimiera y los mafiosos de la época les pararan bolas y o contrataran para las parranda de varios días y su público le comprara sus grabaciones. Pero con ellos pasó algo particular: se han mantenido. Quizás porque sus éxitos han sido periódicos y no han sido flor de un día y todos a quienes les gusta el buen vallenato lo siguen a todos ellos por fortuna.

El cantante Miguel Herrera, hizo de la canción de Marciano Martínez, “Venceremos”, su pasaporte a la inmortalidad, aunque ya tenía varios discos encima, Miguel no despegaba. Las nuevas generaciones no saben lo importante que fue para la música vallenata este copiloto vallenato, así le llaman al cantante de la región de San Ángel, Magdalena, a quien las malas compañías sacaron a las carreras de la constelación vallenata y desafortunadamente dejó de alumbrar por un tiempo esta importante estrella.

El cantante Jorge Celedón, antes de su “Ay Hombre” apenas si hizo cosas como para medio sobrevivir comiendo fritos y pasteles con agua de panela después de cada presentación cuando hacìa parte del Binomio, segùn cuenta Jimmmy, su acordeonero. Hoy no se baja de los aviones y vive con una agenda en el exterior repleta y no ha perdido su don de gente que es lo importante.

Lástima que el gran Marcos Díaz se dejó llevar por el cuento falso de la fama y sucumbió a la mediocridad. Qué pesar de este cantautor que con su “Me Vieron Llorando” puso a cantar a toda una generación y no había caseta donde Marcos no estuviera para cantarla. Después hizo otras grabaciones pero no le fue bien. Hoy ya no se escucha. Lástima.

Peter Manjarrès, cuando era Pedro Antonio, buscaba afanado un lugar dentro del vallenato. Lo encontró. Pero fue gracias a una canción desechada por cuanto conjunto fue ofrecida hasta que cayó “El Amor de mi Sabana” en sus manos. Paradójicamente la grabó sin grandes expectativas ya que los ojos de todos ellos estaban puestos en la canción “Imbatible”, pero fue aquella la que hizo de Peter, Peter. Vean que vaina!

¿Quién no recuerda a los otrora famosos Embajadores Vallenatos? Habían hechos pininos por ahí pero cuando grabaron “El Santo Cachón” se dieron los gustos habidos y por haber. Pero para ellos como que después no hubo más y hasta ahí llegaron.

Claro que no sólo es “yo tengo esta canción pegada y háganme reverencias”. No señor. Se tiene que seguir trabajando, ratificando que se tiene los pantalones bien puestos listo para combatir y seguir en la cima.

Esto lo entendió muy bien Kaleth Morales quien con su “Vivo en el Limbo” se paseó por donde le dio la gana. Si la muerte no se lo lleva fuera hoy por hoy el verdadero ídolo del vallenato contemporáneo.

Un cantante barranquillero salió un día cualquiera sonando en todas las emisoras con una hermosa canción que se escucha aún: a una Sirena, luego hizo algo más y se acabó. Se trata de Carlos Malo. Así es la vida.
Del Fabián Corrales cantante ni hablemos.

Claro que también hay Rey destronado. Cantantes que tuvieron la dicha de estar en el cielo gracias a sus magistrales canciones e interpretaciones hoy no se escuchan o se escucha de ellos lo clásico, lo bello. Lo vallenato. Cantantes que no miraron hacia atrás para darse cuenta que el que venía detrás estaba arreando y arrearon más que ellos. O si no que lo diga el cantante Diomedes Díaz, ídolo de multitudes hasta que se durmió en sus laureles. Hoy ese gallo ya no canta como antes.

Cada día salen nuevos grupos en busca de esa canción, sí, esa borracha canción, carajo, que pegue, que les dé el millón de dólares “para comprar una casa grande…donde quepa tu corazón…” no importa que sea de Omar Geles, quien se dio cuenta ya que con canciones pegajosas le va mejor a su cuenta bancaria y todo se las pelean para ver si encuentran otra Colegiala, otra Ay Hombe, otra Vivo en el Limbo, otra Amor de mi Sabana, otra Lo Tienes Todo. Pero esas canciones están esquivas.

Ojalá hubiera otra “Arco Iris” u otra “Se Acabaron”, u otra “Cristina Isabel”, quizás se asome en el horizonte otra “Mi Hermano y Yo” o “Nido de Amor”, o de pronto una “Gitana”. Quién sabe si se deje ver alguna “Relicario de Besos” o “Mi Novia y mi Pueblo”, tal vez “El Mocoso”. Ojalá ocurra ese milagro.

Claro que Silvestre cuando sus seguidores le piden que cante La Colegiala, se niega. Dice que él no necesita de ella que la dejen quieta en su Universidad. Desagradecido y petulante como él solo.

Dios quiera que nuestros amigos Ata y Pancho encuentren vuelta canción su media naranja. Su borracha canción. Se lo merecen.

A los cantantes que tuvieron la suerte de que encontraron a esa canción especial y los sacó del barro, felicitaciones y a seguir trabajando. A aquellos que todavía la suerte no les ha sonreído, pa’lante. Algún día…

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