viernes, 2 de enero de 2015

EN SAN FERNANDO, MAGDALENA, HAY MÁS DE UN PAPÁ NOEL…

Toda la vida ha existido en San Fernando, Magdalena, mi pueblo, personajes que en el mes de diciembre comparten un poco con la comunidad de lo que el destino le ha regalado como premio a su arduo trabajo de muchos años.

Y lo hacen de una manera tan discreta que cuesta trabajo darse cuenta porque no esperan nada a cambio, sólo la sonrisa de satisfacción de sus padres que los miran orgullosos desde el cielo a donde se han ido hace rato y de los beneficiarios de sus desprendimientos
El señor José Ruiz Meza, por ejemplo, tiene una tradición que aviva cada mes de diciembre desde la época del ruido, y es que al final del año  toma unos sobres de carta o de manila en la misma cantidad del número de sus hijos y deposita en ellos dinero y se los obsequia. Yo me imagino que  años atrás sus hijos esperaban con ansias este día pero hoy ya no, porque todos tienen sus propios ingresos, pero lo que  es admirable es el detalle que aún conserva don José a pesar de que quizás sus hijos tengan más dinero que él y no lo necesiten con tanto apremio como antes.

Mi amiga del alma y pariente cercana, Nesly Aragón Ruiz, envía o lleva personalmente útiles escolares y se los reparte a los niños casi que a escondidas para que nadie lo sepa.

Mi amigo Tucu también recoge regalos o dinero para comprarlos de manera desinteresada.

El señor Hamil Yacub Fuentes, siempre se prepara anticipadamente por la alegría que le produce la llegada de sus hijos,  Bashi y Saji, de una manera muy particular: visita a los amigos de sus hijos notificándole de su llegada para que le hagan un pequeño agasajo, y aclara que él responde por los gastos que puedan generarse con tal de que sus hijos se sientan contentos. Esto sin contar con el desprendimiento de la Seño Osiris, esposa del señor Hamil,  para con todas esas personas a la que la suerte no les ha sonreído en el año y ella trata de aliviar tantos pesares de diferentes maneras y de forma sigilosa. Si el señor Hamil se molesta por mi indiscreción le pido me disculpe pero esas acciones me parecen dignas de emular por todos los padres sanfernanderos

Mi tía Carlina Delgado, cada fin de año destina una vaca de su finca para sacrificarla y repartir la carne a las personas a las que ella considera deben tener una buena comida de noche buena, esto reforzado con los regalos que lleva su  hija Rocío desde el otro lado del mundo.

Mi tío Eurípides Delgado Navarro le llevaba su detallito a aquellas personas que en su juventud trabajaron con él en sus fincas y que hoy ya no pueden hacerlo por el paso del tiempo, no sé si lo siga haciendo.

La seño Enilda Siado, la esposa del señor José David Aguilar, una mujer admirable que para estas fechas de aguinaldos tiene detalles muy especiales con personas que ella adivina y acierta que lo necesita, y cual no será la sorpresa de las personas cuando ella  hace los obsequios que se sueñan precisamente para esos días, además de unas palabras de aliento escritas con su caligrafía de notario antiguo y un abrazo sincero. Todo esto sumado a los regalos que reparte su hijo sacerdote, Javier, quien ha heredado el carácter desprendido de su insuperable y admirada mamá.

El Señor Libardo Bermúdez Navarro, ha tomado la costumbre de hacer cualquier mes del año diciembre, porque cualquier día se aparece con obras o detalles de las que el pueblo sufre por su ausencia y está siempre liderando actividades  y obsequiando detalles a la población sin distingo alguno
Y no hay que olvidar todos esos actos benéficos que realiza a lo largo del año desde Santa Marta el sacerdote Fajid Álvarez y que continúa realizando el mes de diciembre.
Mi respetado y admirado señor José Rafael Álvarez reparte de todo en la puerta de su casa el día de navidad, y se preocupa cuando se le acaba antes de tiempo y no alcanza para todos los que él quisiera.

Olvidaba decir que la seño Gloria mata casi todas las gallinas de su patio el último día de diciembre y hace un sancocho que reparte a todo el que vaya a comerlo y que muchas veces ni ella logra probarlo porque se agota.
Menos mal que todavía hay ganaderos que regalan leche para las navidades y los agricultores obsequian de lo que su tierra es capaz de producir.

Los padrinos sanfernanderos para esta época deben proveerse de regalos y dinero para todo el ejército de ahijados y más si los compadres llegan de fuera.
Cuando yo era niño, recuerdo que en el barrio Arriba todos los vecinos de la cuadra donde vivía mi abuela Rita se regalaban cosas con todo el afecto que esta gente tiene en su corazón. Más que todo era comida: Pasteles, peto, sancochos, chicha…Pero sobre todo regalaban cariño. Recuerdo que mi abuela regalaba además panes y dulces que le llevaban sus hijos y nietos de Venezuela. En esos tiempos felices estaba en la casa del señor Isaac Martínez (q.e.p.d) una señora a quien llamaban Eva, quien les colaboraba en los oficios de la casa, y recuerdo que para fin de años todos allí tenían detalles muy bonitos con ella

Cuando se visita a las familias sanfernanderas para estas fechas siempre tienen un detalle para regalar así sea un tinto pero lo obsequian con todo el amor del mundo.
Además el sanfernandero regala saludos, regala amistad, regalan un cuento, una anécdota, y de una manera muy particular, sobre todo a aquellas personas que han sido invitadas por primera vez por nuestros paisanos a que visiten esta tierra nuestra y se enamoren de ella.
Además a la media noche del último día del año todo San Fernando se confunde en un solo abrazo fraterno y por un momento se olvida las rencillas y resentimientos y amanecen por las calles gente parrandeando, mi amigo Iván Carreño Siado, por ejemplo, comienza la parranda el día de su cumpleaños cuando comienza diciembre y la extiende hasta el año próximo.

A mí me gusta el regalo que me obsequia la niña Blanqui Suárez cada comienzo de año y así se me esté acabando el mundo voy por él: un abrazo tan sincero y unas palabras tan llenas de bendiciones que me hace llorar.

Todas estas personas realizan estas labores altruistas porque les nace de lo más profundo de su corazón, independientemente si lo hacen con una población en especial, o con sus familias, o con los habitantes de barrios marginales,  con niños solamente, sin pensar en cobrarlo más adelante, y mucho menos para ser reseñados en esta crónica. No.

Gracias a Dios que en San Fernando hay personas que no han olvidado compartir algo de lo que tienen, a su manera, con sus reglas, pero lo hacen.

EL hecho de que no haya más reseña de más personajes en esta nota es porque muchos lo hacen de una manera tan discreta que es difícil descubrirlo.

.FABIO FERNANDO MEZA

DICIEMBRE 30 DE 2014