Toda la vida ha existido en
San Fernando, Magdalena, mi pueblo, personajes que en el mes de diciembre
comparten un poco con la comunidad de lo que el destino le ha regalado como
premio a su arduo trabajo de muchos años.
Y lo hacen de una manera tan
discreta que cuesta trabajo darse cuenta porque no esperan nada a cambio, sólo
la sonrisa de satisfacción de sus padres que los miran orgullosos desde el cielo
a donde se han ido hace rato y de los beneficiarios de sus desprendimientos
El señor José Ruiz Meza, por
ejemplo, tiene una tradición que aviva cada mes de diciembre desde la época del
ruido, y es que al final del año toma
unos sobres de carta o de manila en la misma cantidad del número de sus hijos y
deposita en ellos dinero y se los obsequia. Yo me imagino que años atrás sus hijos esperaban con ansias este
día pero hoy ya no, porque todos tienen sus propios ingresos, pero lo que es admirable es el detalle que aún conserva don
José a pesar de que quizás sus hijos tengan más dinero que él y no lo necesiten
con tanto apremio como antes.
Mi amiga del alma y pariente
cercana, Nesly Aragón Ruiz, envía o lleva personalmente útiles escolares y se
los reparte a los niños casi que a escondidas para que nadie lo sepa.
Mi amigo Tucu también recoge
regalos o dinero para comprarlos de manera desinteresada.
El señor Hamil Yacub Fuentes,
siempre se prepara anticipadamente por la alegría que le produce la llegada de
sus hijos, Bashi y Saji, de una manera
muy particular: visita a los amigos de sus hijos notificándole de su llegada
para que le hagan un pequeño agasajo, y aclara que él responde por los gastos
que puedan generarse con tal de que sus hijos se sientan contentos. Esto sin
contar con el desprendimiento de la Seño Osiris, esposa del señor Hamil, para con todas esas personas a la que la
suerte no les ha sonreído en el año y ella trata de aliviar tantos pesares de
diferentes maneras y de forma sigilosa. Si el señor Hamil se molesta por mi
indiscreción le pido me disculpe pero esas acciones me parecen dignas de emular
por todos los padres sanfernanderos
Mi tía Carlina Delgado, cada
fin de año destina una vaca de su finca para sacrificarla y repartir la carne a
las personas a las que ella considera deben tener una buena comida de noche
buena, esto reforzado con los regalos que lleva su hija Rocío desde el otro lado del mundo.
Mi tío Eurípides Delgado Navarro
le llevaba su detallito a aquellas personas que en su juventud trabajaron con
él en sus fincas y que hoy ya no pueden hacerlo por el paso del tiempo, no sé
si lo siga haciendo.
La seño Enilda Siado, la
esposa del señor José David Aguilar, una mujer admirable que para estas fechas
de aguinaldos tiene detalles muy especiales con personas que ella adivina y
acierta que lo necesita, y cual no será la sorpresa de las personas cuando ella
hace los obsequios que se sueñan
precisamente para esos días, además de unas palabras de aliento escritas con su
caligrafía de notario antiguo y un abrazo sincero. Todo esto sumado a los
regalos que reparte su hijo sacerdote, Javier, quien ha heredado el carácter
desprendido de su insuperable y admirada mamá.
El Señor Libardo Bermúdez
Navarro, ha tomado la costumbre de hacer cualquier mes del año diciembre,
porque cualquier día se aparece con obras o detalles de las que el pueblo sufre
por su ausencia y está siempre liderando actividades y obsequiando detalles a la población sin
distingo alguno
Y no hay que olvidar todos
esos actos benéficos que realiza a lo largo del año desde Santa Marta el
sacerdote Fajid Álvarez y que continúa realizando el mes de diciembre.
Mi respetado y admirado
señor José Rafael Álvarez reparte de todo en la puerta de su casa el día de
navidad, y se preocupa cuando se le acaba antes de tiempo y no alcanza para
todos los que él quisiera.
Olvidaba decir que la seño
Gloria mata casi todas las gallinas de su patio el último día de diciembre y
hace un sancocho que reparte a todo el que vaya a comerlo y que muchas veces ni
ella logra probarlo porque se agota.
Menos mal que todavía hay
ganaderos que regalan leche para las navidades y los agricultores obsequian de
lo que su tierra es capaz de producir.
Los padrinos sanfernanderos
para esta época deben proveerse de regalos y dinero para todo el ejército de
ahijados y más si los compadres llegan de fuera.
Cuando yo era niño, recuerdo
que en el barrio Arriba todos los vecinos de la cuadra donde vivía mi abuela
Rita se regalaban cosas con todo el afecto que esta gente tiene en su corazón. Más
que todo era comida: Pasteles, peto, sancochos, chicha…Pero sobre todo
regalaban cariño. Recuerdo que mi abuela regalaba además panes y dulces que le
llevaban sus hijos y nietos de Venezuela. En esos tiempos felices estaba en la
casa del señor Isaac Martínez (q.e.p.d) una señora a quien llamaban Eva, quien
les colaboraba en los oficios de la casa, y recuerdo que para fin de años todos
allí tenían detalles muy bonitos con ella
Cuando se visita a las
familias sanfernanderas para estas fechas siempre tienen un detalle para
regalar así sea un tinto pero lo obsequian con todo el amor del mundo.
Además el sanfernandero
regala saludos, regala amistad, regalan un cuento, una anécdota, y de una
manera muy particular, sobre todo a aquellas personas que han sido invitadas por
primera vez por nuestros paisanos a que visiten esta tierra nuestra y se
enamoren de ella.
Además a la media noche del
último día del año todo San Fernando se confunde en un solo abrazo fraterno y
por un momento se olvida las rencillas y resentimientos y amanecen por las
calles gente parrandeando, mi amigo Iván Carreño Siado, por ejemplo, comienza
la parranda el día de su cumpleaños cuando comienza diciembre y la extiende
hasta el año próximo.
A mí me gusta el regalo que
me obsequia la niña Blanqui Suárez cada comienzo de año y así se me esté acabando
el mundo voy por él: un abrazo tan sincero y unas palabras tan llenas de
bendiciones que me hace llorar.
Todas estas personas
realizan estas labores altruistas porque les nace de lo más profundo de su
corazón, independientemente si lo hacen con una población en especial, o con
sus familias, o con los habitantes de barrios marginales, con niños solamente, sin pensar en cobrarlo
más adelante, y mucho menos para ser reseñados en esta crónica. No.
Gracias a Dios que en San
Fernando hay personas que no han olvidado compartir algo de lo que tienen, a su
manera, con sus reglas, pero lo hacen.
EL hecho de que no haya más
reseña de más personajes en esta nota es porque muchos lo hacen de una manera
tan discreta que es difícil descubrirlo.
.FABIO FERNANDO MEZA
DICIEMBRE
30 DE 2014