jueves, 28 de abril de 2011

BENDITO SEA DIOS…

En la página Web de la Alcaldía de Santa Ana, Magdalena, en el aparte designado a Órganos de Control, se encuentra el link de la Personería. (http://www.santaana-magdalena.gov.co/orgcontrol.shtml?apc=gIxx-1-&m=p para que se actualicen los que deseen ver la defensa que hacen de los intereses ciudadanos, tanto, que esta página no es actualizada desde el 15 de septiembre de 2009)

Allí se lee textualmente en Misión: “Defender los intereses de la sociedad, Vigilar el ejercicio eficiente y diligente de las funciones administrativas municipales, Defender los intereses colectivos en especial el ambiente, interponiendo e interviniendo de las acciones judiciales, populares de cumplimiento y guvernativas -(creo que es con esta B, pero así aparece en la página Web)-que sean procedentes ante las autoridades competentes”.

Se sigue leyendo textualmente: “Funciones Constitucionales :Dentro de la amplísima gama de funciones atribuidas a los personeros que le vienen siendo otorgadas en infinidad de disposiciones de todo tipo se puede resaltar específicamente las que tienen que ver como Agente del Ministerio Público o Veedor Ciudadano y como Defensor de los Derechos Humanos”.

Hay que reelegir al señor Personero de Santa Ana, Magdalena, porque es el único funcionario que ha peleado, ha luchado, y hasta se ha adelgazado, de tanto velar por el cumplimiento de las leyes y de sus funciones en nuestro municipio, tan es así, que los sanfernanderos a quienes el pasado invierno sacó de sus casas se han cansado de pedirle les ayude con las empresas de servicios públicos para que no le cobren un servicio que no utilizaron, y él, como buen funcionario público, no les para bolas.

Es que personas como esta sí merecen nuestro respeto. Deben perdurar más allá de su periodo porque el pueblo los admira, como es el caso del Personero de Santa Ana. Tanto, que San Fernando, por ejemplo, no ha salido muy bien del pasado invierno y ya está ad portas de otro, y el señor Personero jamás ha preguntado si las ayudas le han llegado. (No, señor Personero, si le interesa saberlo)
La única vez que se dio cuenta que era Personero fue el año pasado cuando alguien se quejó de la mala calidad de la comida que servían en los comedores escolares, y eso, porque salió en la prensa. ¡Pero se acordó!, eso es lo importante, ¿o no, señor Personero?

Observa uno con admiración la labor que realizan las Personerías en los demás municipios donde el pueblo siente que alguien los defiende, los asesora, los ayuda, los respalda, pero la personería de Santa Ana es la excepción. En algo debe diferenciarse, ¿cierto, señor Personero?

Ha sido el funcionario que se ha atrevido a rescatar las riveras de los cuerpos de agua en San Fernando, ya que los propietarios de las tierras vecinas a estas costas la han cercado hasta la mitad de estos cuerpos y hoy él nos ha devuelto la libertad de caminar por esas orillas que han vuelto a ser un bien público. Así es: Ha luchado tanto que caminar por esas franjas de tierra que están entre los límites de las tierras y las costas de los cuerpos de agua no es posible porque están cercadas con alambre de púas y nadie tiene derecho a caminar por estas tierras de la nación. EL Personero dirá que eso lo arregle el que le suceda en el cargo, que “él no tiene velas en ese entierro”

Para el corregimiento de San Fernando fue aprobado por el Honorable Concejo Municipal a solicitud del Señor Alcalde, la construcción de un alcantarillado por más de 5.000.000.000 millones de pesos, pero al parecer sólo es la primera etapa, ¿y las otras etapas?. Debemos los sanfernaderos darle las gracias al ilustre profesional que funge como Personero porque él ha estado muy pendiente de este proyecto, tanto, que no ha preguntado siquiera si dicho proyecto cumple con los requisitos ambientales que exige la Ley, y no tanto que los cumpla, si no que el señor Personero ha exigido que lo practiquen antes, durante y después de concluida la obra. Y después nos quejamos que no tenemos Personero. ¡Qué injusto somos!. ¿O será simplemente que exigimos? Porque a decir verdad este respetado funcionario no ha dicho “esta boca es mía”, como dicen los abuelos, respecto a este proyecto, ni ha preguntado por su posible impacto ambiental. Es que nadie sabe siquiera si lo llevarán a feliz término, cosa por lo demás probable porque por lo general toda obra queda a mitad de camino y nadie dice nada en este municipio.

Ha sido el funcionario que se ha preocupado porque en San Fernando los niños no sean los únicos clientes asiduos de los billares, incluso, lo hemos visto a él, personalmente, inspeccionando estos sitios para que no admitan menores de edad. Sí, así como lo leen: es más. le ha prestado tanta atención a este delicado tema, que nunca ha hecho nada. Sin nombrar que en las llamadas casetas son esos cuasi niños quienes consumen licor, pero él dirá que mientras no sean sus hijos, vaya y venga.

Hay que rendirle un homenaje a este magnánimo señor porque Personero como él jamás habíamos tenido la oportunidad de tener en Santa Ana: cumplidor de su deber, defendiendo a rabiar nuestros derechos. Como cuando estaba dispuesto a darse trompadas con el alcalde porque a éste no le daba la gana de solucionarle el problema del agua a San Fernando a pesar de una tutela, y lo hizo al finalizar el plazo que el juez le concedió para demostrar lo mucho que nos ama. Menos mal que ahí estaba el Personero que se apersonó de la situación de tal manera que nunca le importó si contábamos con ese servicio vital y mucho menos preguntó así fuera por hipocresía si nos estábamos muriendo de sed.
Pero esos son los funcionarios que deben perdurar: eficaces y eficientes. Es un ejemplo de trabajo, de modernidad y de progreso. Esta personería debe ser emulada en los demás municipios del Departamento ¿del Departamento?, no, del País, para que vean como se devuelven mil años.

FABIO FERNANDO MEZA

LÓPEZ MICHELSEN, EL VERDADERO REY DEL FESTIVAL DE LA LEYENDA VALLENATA. (*)

HASTA DONDE SÉ, ESTA CRÓNICA VIENE INCLUIDA EN LA REVISTA OFICAL DEL FESTIVAL VALLENATO DE ESTE AÑO 2011)
Cuando el doctor Alfonso López Michelsen, llegó por vez primera a Valledupar, coincidencialmente, y sin saberlo, se hospedó en una casa que está alrededor de la plaza, la de la familia Castro, donde había nacido la madre de su padre Alfonso López Pumarejo, doña Rosario Pumarejo de López.

Esta bonita coincidencia marcó para siempre al doctor López quien se autoproclamó “Vallenato” en honor a su abuela que murió cuando no pasaba de los 26 años. Se volvió adicto a estas tierras, tanto, que ya sus habitantes no le paraban bolas al cachaco que Rafael Escalona iba a esperar al aeropuerto periódicamente acompañado de un conjunto vallenato y una botella de Sello Rojo, el whisky favorito del compositor y mujeriego empedernido; y el Doctor López, para no desentonar, se “soltaba el moño” y mostraba su casta heredada por allá por las sabanas del diluvio. Se inmunizó tanto en esta región, que desde el primer día que puso su pie en ella jamás volvió a sufrir de nada, ni siquiera de uñero.

Yo creo que el doctor López se volvió “Vallenato” porque sólo en estas tierras podía encontrar a una linda vallenata que pudiera emular a su abuela, por lo linda, por lo tierna, por lo guerrera, como todo lo femenino que habita esta próspera región. Luego, en 1967, el Presidente Carlos Lleras le da una estocada final a su sueño y se lo convierte en realidad: lo nombra Gobernador del recién creado departamento del Cesar.

De tanto escuchar buenos acordeoneros, al gobernador López Michelsen se le ocurrió en una noche de Sello Rojo y de cantos vallenatos hacer un concurso para elegir anualmente al mejor. Pero ese concurso se le salió de las manos y hoy ese certamen ideado para ser local es universalmente conocido todo porque él quería ver quién tocaba e improvisaba mejor si Emiliano o Lorenzo Miguel, y ni siquiera al final de sus días no lo pudo dirimir.

Al doctor López, le interesaba que en el interior del país, supieran que allá en ese pueblo rodeado de cerros y de ríos, de tragos y chivos, de algodonales y ganados, había un folclor que estaba sin desbravar, y en lo más profundo de su ser deseaba conservarlo así, cerrero, porque era consciente que si lo amansaban, algún resabio le quedaba, como al final sucedió.

Sus últimas parrandas siempre quiso que fueran como las primeras, rodeado de sus amigos; sí, de esos amigos que eran sus amigos porque compartían la misma ensoñación de escuchar un acordeón en plena madrugada, el repicar de una caja y el zumbido de una loca guacharaca; y no por su condición social ni intelectual.

El doctor López Michelsen iba por todos los rincones de Colombia diciendo que esa música del Valle de Upar era digna de encantar a los dioses; tanto “jodió” con este tema que hasta a su escolta personal, el famoso boyacense “Romerito” a quien el DAS le asignó siendo Presidente y que lo acompañó hasta el pasado 11 de Julio de 2007 cuando falleció, lo convenció de la magia de esta música como a muchos otros escépticos funcionarios y conocidos suyos que hoy la tararean y la silban y son sus fieles seguidores gracias al empeño del primo del maestro Tobías Enrique Pumarejo.
Al doctor López Michelsen cuando se encontraba entre su gente que era la gente vallenata, no importaba que no fueran precisamente los que viven alrededor de la plaza ancestral, le daba por cantar las canciones de su amigo Escalona, y pedía algo imposible en la parranda solo para “mamar gallo” y divertirse un rato: pedía a los verseadores que hicieran un acróstico, ellos encantados le respondían que sí, pero cuando él daba el nombre, todos se rascaban la cabeza en señal de preocupación: Alfonso Antonio Lázaro López Michelsen, su nombre completo.

De aquel proyecto hecho realidad hay muchas anécdotas buenas y malas, tristes y alegres, y que por respeto o por dolor él nunca mencionó.
Allá donde está su abuela, Doña Rosario Pumarejo de López, él está hablándole de gallos, de piloneras, de acordeones y cantos de vaquerías, del suero con yuca y café con leche en las sabanas del diluvio que antes no eran de ninguno, del homenaje que le rindieron en Valledupar; pero contento, bacano, (como diría el mismo doctor López) de encontrarse con su abuela que hoy bien puede ser su nieta, porque los muertos no envejecen, como le dijera alguna vez su comadre Consuelo.

Pero quién quita que de pronto este año se escuche en la plaza, en plena competencia, la voz del parrandero cachaco que grite emocionado: Ay hombe, Colacho…!!
Este año el Festival Vallenato no tendrá al invitado especial que prefería dejar una convención de su partido para otro día, simplemente porque coincidía con lo que él más amaba: La fiesta de acordeones, allá donde la hormiga pela donde hay hojas. Se notará todos los años la ausencia del “vallenato de corazón”, a quienes todos miraban como “de los nuestros”, y el que nunca reclamó una paternidad que por derecho y por honor le corresponden como el verdadero padre de este evento insigne del folclor vallenato. Sin duda, el Doctor López Michelsen es el verdadero Rey de esta contienda musical, incluso, desde antes que ella naciera; desde aquel día lejano y lluvioso que supo que su abuela había tenido la dicha que él no tuvo como lo fue haber nacido en estas tierras bendecidas por Dios; y quedarse por siempre y para siempre allí, sin importar que canten los gallos en plena madrugada porque para él siempre será 30 de abril de 1968 y siempre escuchará la canción Rumores de Viejas Voces, como aquel día donde Gustavo Gutiérrez se enamoró y lloró de la emoción.

FABIO FERNANDO MEZA fafermezdel@gmail.com
(*) Gracias muy especiales a Isyoli Meza Delgado, en San Fernando, Magdalena, sin cuyo “halón de oreja” no hubiera sido posible esta crónica.

lunes, 18 de abril de 2011

EL PAPÁ DE LOS AMIGOS

No es terquedad. Es su esencia sanfernandera la que no deja que por medio de una intervención quirúrgica le saquen el acordeón, la caja y la guacharaca que tiene desde antes de nacer sembrado en su corazón callejero. El tiempo quizás haya pasado despiadadamente por todos los que tenemos el honor de contarnos entre sus amigos pero no pasa para él.

Porque todas las madrugadas sigue pidiendo su café tinto acompañado con un vallenato viejo para poder comenzar el día feliz y encantado de la vida. Es que de lo contrario, nada le sale, y todo le hiede, y cuando está a punto de enloquecer se da cuenta del motivo de su mal genio, entonces pega un grito y le llevan el café y le ponen “el estudiante pobre”, que alguna vez grabara Poncho Zuleta y va resurgiendo de sus cenizas, listo a conquistar a todo lo que se le atraviese y se pone en paz consigo mismo gracias a los efluvios milagrosos de la bebida caliente y del vallenato sin comparación.

Siempre tiene a la mano un cuento y una carcajada para regalar. Como anfitrión no tiene igual y se desvive para que sus paisanos, aquellos que se aventuran a ir por allá por esos “otros países como Santa Marta”, se sientan como los “Cachacos de las Europas”: bien tratados y bien atendidos.

Sus hermanos siempre lo han envidiado y en una que otra ocasión muestran una especie de celos, ya que los hijos de esos hermanos siempre corren para donde él a contarle sus querellas, secretos, hasta para preguntarle cómo se enamora a una hermosa mujer, y en eso él sí que tiene repertorio y experiencia, sus decepciones amorosas y todo que no se le pude contar a nadie. Pero a él sí. Incluso, hasta las sobrinas lo buscan para que las aconseje. Y muchos de ellos fueron “criados” por él, así que ya se imaginarán porqué son mujeriegos, parranderos y buena gente.

Es el mismo todavía. La única diferencia sería, tal vez, que ya no está la señora Primitiva Meza, su madre, para que le espante a toda esa cantidad de mujeres con la escoba de barrer el patio como lo hacía ayer y al menos lo dejaran desayunar tranquilo, carajo…

Bueno y tampoco para fortuna de él están sus hermanas para robarle aquella prenda en forma de pañuelo que ellas usaban en esa época para los periodos menstruales y él se ufanaba de ser el único en secarse el sudor en los bailes con semejante toalla, hasta que una de ellas se quejó que se le estaban perdiendo y su mamá se las encontró en el bolsillo derecho del pantalón largo que le habían comprado cuando cumplió la mayoría de edad. (Menos mal que yo no soy así de hazañoso y no ando con los bolsillos llenos de pañuelos…)

“Parece un doctor”, me dijo alguna vez mi papá cuando le pregunté por él. Pero mi papá mucho tiempo después rectificó: “es un doctor”. Esto fue por la época en que era el Gerente General de una famosa droguería en Santa Marta e iba al pueblo vestido de blanco y las personas sacaban banderas a la puerta para saludar a tan ilustre personaje.

Todo el mundo en el mercado de Santa Marta lo conoce y jamás le ha negado un favor a nadie. Hasta a los que viven en la calle los ayudaba y todo por culpa del acordeón, la caja y la guacharaca que lleva en el corazón. Y muchas veces se los lleva a dormir a su casa que está en pleno centro de esa ciudad encantada, donde a veces se calza de abarcas para recordar aquellos tiempos cuando lo hacía correr la bruja en la calle la Albarrada de San Fernando, junto con su inseparable “Compae Camacho”
Hoy, desde lo más profundo de mi ser deseo enviarle un abrazo así de grande como “la canal de la Tía Hilda Carreño”, y confesarle que he aprendido a ser más persona, más humilde y más Meza, a conocerme más a confiar en mi talento, gracias a él.

Y eso por no mencionar a una de las tantas sobrinas del Profesor Caamaño, cuando alguna vez desprevenidamente yo hablaba de él y ella escuchó, entonces yo le pregunté que si lo conocía y ella con un brillo de felicidad en sus ojos y llena de recuerdos me respondió:
“Es y será el hombre de mi vida”.

Para este amigo de sus amigos un saludo lleno de sinceridad y de aprecio allá en ese territorio de donde no lo saca nadie: su hamaca

Y gracias a él he aprendido que a la vida no se le puede tomar demasiado en serio, que ella comienza es mañana, que hay que disfrutarla, gozarla, mamarle gallo, brincar y saltar para algún día llegar a ser lo que él es: el papá de los amigos. Para llegar a ser una persona llena de virtudes, pero sobre todo llena de cariño para regarle a todo lo que huela a San Fernando. Y no sólo es el papá de los amigos, sino de su millón de sobrinos que lo quieren, lo respetan y lo admiran, tanto como yo…Ese es Juancho Ruiz Meza, el sanfernandero a quien queremos toditos

FABIO FERNANDO MEZA

viernes, 15 de abril de 2011

UN GRAN SUEÑO VALLENATO: DIOMEDES GRABANDO A DÚO LAS CANCIONES QUE HA INTERPRETADO PONCHO

Los amantes del vallenato auténtico no lo podíamos creer ese mes de noviembre de 1999cuando el entonces sello discográfico Sony Music lanzó al mercado un disco compacto sencillamente espectacular: 15 Grandes éxitos de Diomedes cantados con "Poncho" Zuleta. Es un disco compacto para coleccionar que aún se encuentra en las discotiendas. Era la respuesta al clamor del pueblo vallenato de escuchar a sus ídolos cantando juntos las canciones que Diomedes grabara alguna vez.

A pesar del tiempo que ha transcurrido todavía se escucha en parrandas y entre la gente que siente el verdadero vallenato, la voz inconfundible de "Poncho" cantando a dúo con Diomedes canciones que llegan a lo más profundo del alma como Camino Largo del maestro Gustavo Gutiérrez, Lluvia de Verano del inolvidable Hernando Marín, Joselina Daza de la autoría de Alejo Durán y la nostálgica Mensaje de Navidad del poeta Rosendo Romero, que entre otras, fueron incluidas en este compacto en donde una vez más "Poncho" Zuleta demuestra su amor y entrega al canto vallenato.

Gracias a lo avanzado de la tecnología, hoy nos podemos dar el lujo de acostados en una hamaca allá en el rancho de los burros para mitigar el calor, escuchar a "Poncho" y a Diomedes cantando la canción "Yo soy el Indio" de la autoría de Rumaldo Brito, en donde "Poncho" Dice acertamente: "Donde comen dos deben comer tres". O la canción Cantando firmada por Diomedes, donde "Poncho" le dice al "Cacique": "compadre, y dejaremos de cantar cuando nos echen la última pala de tierra".

Pero estos mismos amantes del vallenato puro, que, afortunadamente somos más, queremos morir tranquilos si la Sony BMG nos repite ese prodigioso milagro pero invirtiendo los papeles, es decir: 15 Grandes éxitos de "Poncho" Zuleta cantados con Diomedes Díaz. Qué bueno sería escuchar a Diomedes cantando esos vallenatos inolvidables que han sido grabados por "Poncho" Zuleta, para orgullo de nuestro folclor.

Yo estoy seguro que el primero en alegrarse de este proyecto sería precisamente "El Cacique de la Junta", quien en muchas ocasiones ha declarado ser "Zuletista" a morir.

Entre reunión y reunión, entre parranda y parranda, algunas personas amantes del buen vallenato, hemos hecho una lista de las canciones que para nuestro gusto podrían clasificar para este hipotético disco compacto. (Aunque cada seguidor de los cantantes me imagino que debe tener su propia lista...)
Sin importar el orden serían: La Sangre Llama de la autoría de Emilianito Zuleta ( Esta canción sería cantada por los tres: Poncho, Diomedes, Emiliano), Aquella Tarde de Gustavo Gutiérrez, Uno es Así de Roberto Calderón, Mi Canto Sentimental de "Poncho" Zuleta, Nativo del Valle de Beto Murgas, Panorama de Adriano Salas, Cien días de Bohemia de Rafael Manjarrés, Mi Niño se Creció de Gustavo Gutiérrez, La Falda de Dagoberto Osorio, Como Nunca de Hernán Urbina Joiro, Mi Pueblo Natal de Jairo Varela, Despertar de un Acordeón de Antonio Serrano Zúñiga, Río Badillo de Octavio Daza, Ni Pío de Jorge Balbuena, Nostalgia de Poncho de Rafael Escalona. Lógicamente que esta grabación si se llevara a cabo sería considerada de colección, ya que quedaría para la historia de la música vallenata.

Todo lo anterior es un ferviente deseo que se haría realidad, sólo si Diomedes acepta, "Poncho" lo permite, Sony Bmg da su bendición y el dios del vallenato nos ayuda para que este sueño vallenato se haga realidad


FABIO FERNANDO MEZA
fafermezdel@gmail.com

martes, 5 de abril de 2011

EL MUNICIPIO DE SANTA ANA SÍ EXISTE

A veces uno cree que no. Pero sí. Ahí está ese largo, ancho y sufrido municipio sembrado en los confines del sur del departamento del Magdalena, lleno de olvido pero también de personas que se les ve la esperanza floreciéndole en la cara cada mañanita a pesar de todo.

Cuántas veredas perdidas en su propia historia. Cuántos pueblos que naufragan en su presente incierto y el exterminio de sus montañas y de sus fuentes de agua no nos arrugan de dolor el corazón. Pero ahí está Santa Ana.

Ahí está Santa Ana despertándose cada día más temprano para tratar de engañar al tiempo y al sol inclemente con sus cincuenta grados para que la pobreza y la desilusión nos coja bien parados y con todos los oficios ya hechos y así poder pelear y vencerlos. Todo no es tragedia. Como buenos habitantes de este municipio se le pone buena cara a todo, incluso a los políticos que prometen y prometen sin cansancio ni vergüenza.

Cuando el verdor de su sabana duele en los ojos, cuando la palidez de la tierra nos recuerda que llegó el verano, cuando el río busca en el patio de las casas su cause ya perdido, cuando cada pueblo que lo conforma le regala un día a su santo patrono, cuando se logra ver a los muertos en una esquina oscura tratando de adivinar lo que les pasó y ya no están jugando sus interminables partidas de dominó, cuando la Semana Santa nos invita a parrandear sin recato, cuando diciembre llega sin previo aviso y hay que recibirlo a las carreras con una luz prendida en nuestros corazones, cuando las abuelitas nos regalan su abrazo misericordioso y nuestros padres nos regañan, nos damos cuenta que Santa Ana existe. Que está ahí. Que se puede tocar con las manos.

Muchas personas lo han querido desaparecer. Lo han saqueado a lo largo de muchos años. Lo han ultrajado. Pero el municipio de Santa Ana sembrado en el sur del departamento del Magdalena ha resistido como la flor de los cañahuates.

Cuando se ve la sonrisa de los niños que ansiosos van para la escuela buscando labrar un futuro mejor, cuando se ve las esquinas de algunos de sus pueblos llena de perezosos que no quieren trabajar, cuando se ve la huella invisible del resentimiento que dejó la última contienda electoral entre vecinos, cuando llegan los camiones a recoger la leche de madrugada, cuando los pescadores le ruegan a la luna llena que se vaya para que los deje a oscuras y engañar al duende de las aguas, cuando se ve a los campesinos trabajadores cargados sus burros de yuca y maíz, cuando vemos a las mujeres hermosas que sirven como colirios para nuestros ojos por su belleza y porte, nos damos cuenta de que Santa Ana existe.

Existe más allá del puerto de las chalupas de su cabecera municipal, de la gente que germina en el comercio loco de Los Tubos, de le gente que merodea el Palacio Municipal. Existe más allá de los caminos llenos de desolación, sin sombras ni animales vagando sin dolor. Existe Santa Ana en cada saludo afectuoso que se le regala a todo al que se tropieza por esos senderos llenos de melancolía y de brujas y hechiceras y ya no lleno de ñeques ni de galápagos.

Ahí está Santa Ana para los que no saben. Arrastrando casi tres siglos de pesares y angustias y todavía con lágrimas en los ojos por el día de ayer que se fue. Esperando la mano tendida del Estado este municipio que ha dado grandes intelectuales y no pocos sinvergüenzas y casi no ha recibido nada a cambio.
Hoy hay retoños de grandes generaciones que piensan de manera diferente y eso se debe aplaudir porque quieren mandar todo vestigio malo al carajo.

Todo santanero piensa en su futuro y sabe que tiene que abrirse paso así sea a trompadas para demostrar su casta. Y lo está haciendo porque alguien en hora buena nos hizo el favor de recordarnos que nuestros ancestros fueron unos vencedores de mil batallas contra el destino.

El municipio de Santa Ana comienza y termina en San Fernando, ahí cerca de donde entra el sol en cualquier casa a tomarse un tinto a las dos de la tarde y tiene que acompañarlo con casabe porque no aguanta siquiera su propia sofocación. Mejor si el tinto se lo brindaba la señora Adria López, alma buena. Por eso Santa Ana existe. Si no fuera por San Fernando, por los sueños y los buenos deseos el municipio de Santa Ana moriría sin remedio.

FABIO FERNANDO MEZA
2008.07.22

¿ROMANZA VALLENATA? ¡PERO SI SIEMPRE HA EXISTIDO..!!!

Según el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, Romanza es “una composición musical de carácter sencillo y tierno y meramente instrumental”.
Me imagino que al ponerle a la palabra Romanza el apellido de Vallenata, es para que no sea “meramente instrumental”.

La Romanza siempre ha estado ahí tiernamente escondida detrás del paseo vallenato y arropada sus versos fantásticos y soñadores por su melodía sentimental. El paseo vallenato siempre la ha protegido pero a la vez le ha exigido que no haga lo que le de la gana, que ella debe actuar bajo los parámetros de él. Hasta ahora le había hecho caso. Un compositor de música vallenata se inspiraba en Romanza pero el grupo vallenato que grababa la canción no la desnudaba para no distorsionar al paseo, la grababa bajo el amparo total del paseo vallenato y el resultado era espectacular.

De no haber sido así, de que el compositor escribiera en romanza y el conjunto vallenato de aquellas épocas grabara en paseo, no existieran los Gustavo Gutiérrez, los Octavio Daza, los Freddy Molina, los Rosendo Romero….Porque estos compositores tienen una capacidad creadora que va más allá del vallenato tradicional. El Paseo vallenato es ( ¿o era?) el filtro para no caer en la trampa de la exageración de la Romaza cada vez que ella “les picaba el ojo”.

Hoy, desafortunadamente, quieren quitarle la autoridad que tiene el Paseo Vallenato sobre la Romanza, para que el vallenato se lagrimice más, para que en los festivales se cante y compitan balanatos amparado en la figura absurda de este pseudo aire.

Todo este movimiento pro-Romanza comenzó hace mucho tiempo pero se oficializó en el año 2007 en Villanueva, Guajira, en el marco del festival Cuna de Acordeones que presidió el acordeonero Israel Romero. Se observa con pesar y dolor que al parecer el acordeonero olvidó sus hermosos comienzos con el cantante Daniel Celedón y sus “Compañera del Alma”, “Amanecemos Parrandeando”, “El Chaparón”… y sus comienzos con Rafael Orozco, y sus “Seguiré Penando” “Campana”, “De Tanto Verte”… por citar alguna pocas canciones que lo hicieron famoso, porque su pasado reciente no es muy vallenato que digamos.

Hoy este mismo artista es el que lleva el estandarte de que se acepte oficialmente la Romanza Vallenata como otro aire o ritmo dentro de los cuatro tradicionales del folclor vallenato. Maestro Romero, una cosa es innovar y otra muy distinta es desdibujar, porque el resultado es ese que se está viendo con el vallenato actual, (¿usted no lo ve?) el que todos conocen y del que nadie dice un carajo.
Este aire que impusieron en Villanueva es para darle carta blanca a todos los grupos que desde un tiempo para acá vienen socavando las raíces vallenatas, y ahora, con la bendición del festival Cuna de Acordeones lo seguirán haciendo gustosos, pero ya oficialmente.

Parece que cualquier persona en el mundo vallenato que amanezca aburrido y con ganas de cambiar, deshacer o botar a la basura algo ya arraigado, lo hace y listo. No piensan en lo que pueda suceder después.

La geografía musical mundial está plagada de ritmos autóctonos que cada nación lleva en la sangre con orgullo y preservarla es su misión. Se mira con respeto qué bien lo hacen. Es que esos ritmos hacen parte de su identidad, así, desnudos, rústicos, en bruto y muchas veces, sin pulir, ese diamante es más hermoso. Con la música colombiana en general y la vallenata en particular no pasa eso. Siempre hay alguien tratando de violarla porque hay otros intereses distintos a la preservación cultural de cada idiosincrasia.

La Romanza Vallenata creció a la sombra del Paseo Vallenato y por qué no decirlo, muchas veces, a la sombra del Merengue. Menos mal que este detalle se le ha escapado a los impulsores del nuevo aire en Villanueva, porque a lo mejor crean un movimiento para deslindar a la Romanza del Merengue Vallenato.

Los amantes del vallenato tradicional estábamos esperanzados en que la Romanza Vallenata estuviera subordinada al Paseo Vallenato para que no fuera tan libertina, para que no hiciera lo que quisiera, pero parece que ya le dieron la mayoría de edad para que vaya por el mundo diciendo que es la representante legal de la música vallenata y que esos cuatro ritmos deben morir porque ella será la reina. Ojalá nos invite al funeral de esos aires vallenatos.

¿Acaso los festivales no fueron instituidos para salvaguardar lo autóctono de cada región?. ¿Por qué hay personas que se creen con una autoridad que nadie les ha dado para hacer lo que les venga en gana con las entrañas del folclor?. Y lo más triste es que nadie dice ni hace nada. Todos bajan la cabeza.

Dios quiera que el quinto aire impuesto en Villanueva no tenga eco en el Festival de la Leyenda Vallenata en Valledupar porque de ser así de ahí para adelante el festival no tendría razón de ser.

Yo quisiera preguntarle a los impulsores del quinto aire en Villanueva: Después que lo crearon ¿qué van a hacer con él?

FABIO FERNANDO MEZA
fafermezdel@gmail.com

2008.08.15

domingo, 3 de abril de 2011

¿CUÁLES PERROS RABIOSOS TE PERSIGUEN, TIEMPO, QUE VAS TAN DE PRISA?

Es increíble cómo pasa el tiempo. Apenas le da a uno la oportunidad de respirar, y eso, a veces…

Por ejemplo, no más ayer en San Fernando, Magdalena, se veían ir y venir a las personas encargadas del ritual sagrado del ordeño, en sus burros. El primero era el tío Negro, le seguía el señor José Ruiz y don Pedro Mejía, entre los más madrugadores. Hoy quizás lo continúen haciendo pero en otra clase de transportes. Con razón el señor Juan Pablo Cortina, a quien tuve la oportunidad de conocer hace poco, me decía muerto de risa: “Fabito, hay que hacer una colecta para comprarle una moto a Jeremías Carreño y a Blacho Carreño, porque no es posible que sean los únicos sanfernanderos que vayan al monte en burro…”.

Hace una semana era el primer puente del año, y va corriendo tan rápido este endiablado tiempo, que ya hay que volver a alistarse para parrandear con Iván Carreño en su cumpleaños. ¡Es impresionante cómo le rinde!

Yo recuerdo que fue el sábado pasado no más que me quité el bigote y la barba, cuando mi amigo David Ruiz Aguilera me dijo que “mi cara parecía la pared del cementerio llena de goleros”. Eso para mí fue ayer. Sí, ayer, cuando andábamos por ahí, felices e indocumentados enderezando las calles y tomando de noche avenas donde la señora Carmen Nieto.

Pero es que todo pasa tan raudo que volteo para atrás y veo a Luz Carime Álvarez jugando piedra volte’á en el pretil de mi abuela Rebeca. No le ganaba nadie. Y todavía se escucha el grito de la señora Hernita, su mamá, diciéndole que se apure con el cuarto de manteca que es para fritar el pescado del almuerzo. ¿Eso no fue hace unos segundos?

Un amigo me decía que para él hacía una semana que no se sentaba en la mesa a almorzar con su familia por sus múltiples ocupaciones, y el domingo que lo hizo se encontró con un par de jóvenes y cuando les preguntó quiénes eran le respondieron: tus hijos!. Su esposa dice que hacía años no se sentaba a comer con la familia. Yo le concedo la razón cuando dice que la culpa es del tiempo.

Yo cierro los ojos y vuelvo a vivir la eternidad que había antes desde los Carnavales hasta la Semana Santa. Hoy uno no pude espabilar porque se encuentra después con que es Viernes Santo. ¿Qué vaina es esa? ¿Y eso a qué horas pasó?
Parece que al bendito tiempo en San Fernando lo estuvieran persiguiendo los perros rabiosos y asesinos de Rito, aquel siniestro personaje que alguna vez llegó a San Fernando y acabó con todo animal de monte, incluso, con el que ni siquiera había nacido. Porque eso es mucho correr…

San Fernando era el pueblo donde todo transcurría con una lentitud insólita. Había que ver cuánto demoraban en volver los sanfernanderos que salían a trabajar para La Guajira o para Venezuela con una grabadora y un paquete de cigarrillos Kent en el bolsillo junto a casetes de música vallenata y llenos de billetes de a 100 pesos o de bolívares para gastárselos en el billar de El Mono Suárez. Hoy todo ha cambiado.
El doctor Édgar Ruiz me decía que “hasta el desayuno ahora hay que comérselo rápido, porque no se ha sentado uno muy bien a la mesa cuando ya la mamá de uno está atizando la sopa del almuerzo”. Todo transcurre así, ahora, con una velocidad que da miedo.

El miércoles de una semana pasada cualquiera San Fernando tenía las calles repletas de arena y nos sentíamos orgullosos de ello. Hoy sus calles parecen cadáveres: peladas y malolientes en algunos sectores. Hace unos minutos en mi tiempo, la dinámica comercial en el pueblo era enorme: alcanzadores de naranja, recolectores de fríjol, de maíz, arrancadores de yuca, desmontadores de maleza, limpiadores de rosas, en fin. Tan así era ayer, hipotético lector de esta crónica, que el reputado agricultor Cástulo Yepez, se quejaba alguna vez en el camino del monte que su rosa se le estaba perdiendo en la maleza porque todos los que se dedicaban a ese noble arte estaban ocupados. Eso apenas fue el lunes pero parece que ha pasado una eternidad porque ya nada de eso se vive en el pueblo. Qué tristeza. La gente no encuentra qué hacer

Los parranderos del San Fernando de ayer bostezaban aburridos porque de un sábado a otro era como una procesión del Santo Sepulcro de Mompós, que da un paso adelante y uno para atrás, por lo lento que corría el tiempo y había que hacer fuerza para que se fuera rápido la semana y ellos ir corriendo para la Súper Bomba o Manduquito o la Ceibita, las casetas de moda del San Fernando del ayer. Los primeros que corrían era Marquitos, Carlos Arturo y Pachón, orgullosos porque eran los que se daban el lujo de trabajar en Cervecería Águila, en Barranquilla. Hoy es tanto el correr del tiempo que no se ha ido muy bien el lunes cuando el domingo está tocando las puertas.

Yo no sé a dónde vamos a parar con esta premura que tiene el tiempo, porque no se ha acostado uno muy bien cuando al segundo están cantando los gallos anunciando que llegó el amanecer.

Para mí fue el viernes que acaba de pasar cuando tuve el honor de parrandear con Juancho Ruiz Meza en el pretil de la escuela y escucho horrorizado que en realidad fue en el 2000.

¿Acaso no fue el martes pasado cuando la señora “Magüi” le fue a poner las quejas a “Nando” Álvarez de que su hijo le metía a la fuerza los burros a la sala de su casa, no más para oírla gritar rabiosa y maldecirlo con palabras de grueso calibre mientras el hijo de Nando se retorcía de la risa?.

Lo triste de todo lo que va pasando en San Fernando, de los bueno, me refiero, es que a veces no deja huella y se pierde en el mismo tiempo, en este tiempo que estoy atacando, porque no es posible, por ejemplo que las nuevas generaciones no sepan quién fue el señor Antonio Príncipe, un magnate del comercio que parecía árabe porque hasta en el agua de lluvia veía una mina de oro que había que explotar. Es insólito que el tiempo con su velocidad suicida desee borrar el recuerdo de por ejemplo el turco Julio, como le decían al patriarca Sirio, Julio Yacub Waquim, a quien conocí de niño montado en una mula blanca y chueca marcada con el hierro candente que tenía una Y montada sobre una J, y luego en un tractor “International”.

Con el tiempo como va, nadie se acordará del personaje que vivió hasta hace poco frente de la casa del señor Domiciano Cantillo y que fue un referente para el pueblo.

Pero si hace poquito el pueblo se engalanaba para sus fiestas y todos participaban con entusiasmo y respeto y se las gozaban. Hoy no. Ahora todo lo domina la politiquería y la corrupción y San Fernando se desangra sin remedio. Yo me acuerdo de haber conocido a Dago, el hijo de visita con su bacanería en la sangre, al igual que a Iván Delgado, y no hace mucho. Hoy, en San Fernando, los Dagos e Ivanes se multiplican como lo hacían los majagüitos en la cieneguita y nadie dice nada ¿será por los tiempos que ahora son dizque modernos y todo es permitido?

Antes las familias respetadas y respetables de San Fernando se unían para un bien común y lo llevaban a feliz término. Ejemplo de ello es la casa donde funcionó Telecom y ahí está y quien desee la puede palpar. Al sol de hoy nada de eso ocurre porque San Fernando parece varios “San Fernanditos” y gana el que más egoísta sea. ¿Será también por culpa de los tiempos de ahora, como dicen los abuelos?.

Bueno pero si llueve en marzo y hace verano en octubre, entonces todo puede pasar, y me imagino que un día de éstos mi amigo Tuco atravesará el río en su moto cargada de queso y maíz y no necesariamente por un puente sino por el lecho seco y tostado…

Anoche apenas éramos niños que estudiábamos la primaria y hoy ya nos da miedo pasarnos la mano por la cabeza porque a lo mejor no encontramos ni un solo cabello. Qué enemigo tan peligroso se ha vuelto el señor Tiempo, carajo!

¡Caramba! Con razón ya estamos a punto de alcanzarnos a nuestros padres en edad, porque ellos parecen se han estancado en su primavera, mientras nosotros vamos derechito para el estanco y ni quien nos ataje.

FABIO FERNANDO MEZA
2011.03 31