jueves, 26 de mayo de 2011

LA PARRANDA VALLENATA SE CANTA.

No hay códigos ni leyes que lo obliguen. Pero la fuerza de la costumbre lo ha impuesto así: la parranda vallenata se canta, se saborea, se disfruta. No se baila. Quizás por eso el desaparecido Alejo Durán en una presentación a un grupo de amantes del vallenato en pleno Festival Vallenato les dijo: “si van a bailar, me voy. La parranda se canta”.

Todos hemos pasado en algún momento por la pena y hacemos el ridículo al bailar una parranda memorable cuando todos los que saben de vallenato la saborean en silencio o la cantan. O si no pregúntenle a Daniel Samper, cuando hacía sus pininos como periodista de El Tiempo y fue a cubrir uno de los Festivales Vallenatos. Pero Daniel tuvo a alguien que se condolió de su ignorancia de este código musical y lo haló de la camisa. Juan Gossaín se lo recordó:” Daniel, la parranda vallenata no se baila”. Daniel no ha olvidado la lección.

Algunos artistas y grandes figuras del folclor vallenato creen, y con razón, que es una falta de respeto que mientras ellos estén exponiendo sus virtudes otros no le paren bolas y bailen o hablen de otros temas. Todo esto ocurre cuando la presentación es lo que ahora llaman “Privada”. Ahora se estila que cuando un juglar se presenta a la multitud, pues se lo bailan sin remedio.

García Márquez, quien como pocos conoce al dedillo los secretos del encanto vallenato, en un homenaje que le hicieran en el Festival Vallenato en 1983 tuvo que salir corriendo y atajar a unos amigos cachacos para que no “metieran la pata” en pleno corazón del vallenato y los sentó para que acompañados de un buen trago degustaran las notas alegres de un acordeón y corearan embriagados de folclor cada canto. A tiempo detuvo una debacle.

Es que al final de cuentas el vallenato es eso: una persona que tiene la virtud de decirnos cosas maravillosas vueltas canto en pocos minutos. Y es de elemental cortesía que se le escuche sus relatos fantásticos. La urbanidad de Carreño dice que hay que escuchar con respeto al que tiene algo importante que decir.

Si lo que se quiere es brincar y saltar pues vayan a los grandes conciertos que ofrecen los empresarios con los llamados “Nueva Ola” quienes todo lo que tocan lo convierten en brincoteo y desdibujan hasta más no poder esta música. A ellos poco le importa ya que hay otros intereses de por medio.

Menos mal, carajo, que todavía existen los Emiliano, los Enrique Díaz, los Alfredo Gutiérrez, Los Lizandro Meza, los Miguel López, por nombrar algunos, que cuando tocan, todo el que sabe y quiere aprender de vallenato debe hacer silencio, o cantar cuando el mensaje de la canción vallenata le llegue al alma y para quedar en paz con su conciencia tienen que exteriorizar tanta alegría al compás de un acordeón que invita.

FABIO FERNANDO MEZA
23.04.2009

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